Antropologia
Antropología Social y Cultural
Lectura 9
SAHLINS, M. [1974], 1977. Economía de la Edad de Piedra. Madrid: Akal, pgs. 13‐14.
Para la opinión general, una sociedad opulenta es aquélla en al que se satisfacen con facilidad todas
las necesidades materiales de sus componentes. Asegurar que los cazadores eran opulentos significa
negar entonces que la condición humana es una tragediadecretada donde el hombre está prisionero
de la ardua labor que significa la perpetua disparidad entre sus carencias ilimitadas y la
insuficiencia de sus medios.
Es que a la opulencia se puede llegar por dos caminos diferentes. Las necesidades pueden ser
“fácilmente satisfechas” o bien produciendo mucho, o bien deseando poco. La concepción más
difundida, al modo de Galbraith, se basa ensupuestos particularmente apropiados a la economía de
mercado: que las necesidades del hombre son grandes, por no decir infinitas, mientras que sus
medios son limitados, aunque pueden aumentar. Es así que la brecha que se produce entre medios y
fines puede reducirse mediante la productividad industrial, al menos hasta hacer que los “productos
de primera necesidad” se vuelvan abundantes. Peroexiste también un camino Zen hacia la
opulencia por parte de premisas algo diferentes de las nuestras: que las necesidades materiales
humanas son finitas y escasas y los medios técnicos, inalterables pero por regla general adecuados.
Adoptando la estrategia Zen, un pueblo puede gozar de una abundancia material incomparable…
con un bajo nivel de vida.
Ésta es, a mi parecer, la mejor manera dedescribir a los cazadores y la que ayuda a explicar algunas
de sus conductas económicas más curiosas: por ejemplo, su “prodigalidad”, es decir, la inclinación
a consumir rápidamente todas las reservas de que disponen como si no dudaran ni un momento de
poder conseguir más. Libres de las obsesiones de escasez características del mercado, es posible
hablar mucho más de abundancia respecto de lasinclinaciones económicas de los cazadores que las
nuestras.
UNIVERSIDAD DE JAÉN
Departamento de Antropología, Geografía e Historia
Área de Antropología Social
Lectura 10
LINTON, R. [1936] (1992). Estudio del hombre. México: Fondo de Cultura Económica, pgs.
158‐159.
Todas las sociedades reconocen la existencia de ciertas unidades cooperativas compactas,
organizadas internamente,intermedias entre el individuo y la sociedad total a la que pertenece.
Teóricamente, toda persona pertenece a una u otra de estas unidades, por razón de las relaciones
biológicas establecidas por el ayuntamiento sexual o la ascendencia común. De hecho, tal
asignación puede también apoyarse sobe la base de sustitutos reconocidos, como son la paternidad
supuesta y la adopción. Estas unidades tienensiempre funciones específicas en relación tanto con
sus miembros como con el total de la sociedad. El hecho de pertenecer a una de estas unidades
significa para el individuo una serie de derechos y deberes específicos con respecto a otros
miembros y también una serie de actitudes bastante bien definidas. La unidad ha de ser el foco
principal de lealtad e interés para sus miembros. Los quepertenecen a ella están unidos por el deber
de cooperar y de ayudarse mutuamente, colocando los intereses de los otros miembros por encima
de los extraños. La interacción de las personalidades dentro de la unidad es estrecha y continua y su
ajuste muto deberá ser, en consecuencia, completo. Idealmente, los miembros de una familia están
unidos tanto por lazos de afecto como por lazos de interés común, ylas disputas entre ellos se
consideran más reprobables que las desavenencias entre miembros de la familia y extraños.
No cabe duda que todas estas unidades son derivados de los primitivos grupos biológicamente
determinados de cónyuges y vástagos. Sin embargo, son bastante variables tanto en forma como en
contenido. Las características más constantes en ellas parecen ser las actitudes...
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