Elijamos un conocido cuadro de van Gogh que pintó más de una vez tales zapatos, pero, qué tanto hay que ver en éstos? Todo el mundo sabe lo que constituye un zapato. Si no se trata precisamente deunos zuecos o unas alpargatas, ahí están la suela y la pala de cuero, unidas entre sí por costuras y clavos. Semejante objeto sirve para calzar el pie. Según para lo que sirva, para trabajar en el campoo para bailar, son distintos el material y la forma. Estas indicaciones perfectamente justas no hacen más que explicar lo que ya sabemos. El ser del objeto en cuanto tal consiste en servir paraalgo... La labriega lleva los zapatos en la tierra labrantía. Aquí es donde realmente son lo que son. Lo son tanto más auténticamente, cuanto menos al trabajar piense la labriega en ellos, no se diga loscontemple, ni siquiera los sienta. Los lleva y anda con ellos. Así es como realmente sirven los zapatos... Mientras no hagamos más que representarnos un par de zapatos, o incluso, que contemplar en elcuadro los zapatos que se limitan a estar en él vacíos y sin que nadie los esté usando, no haremos la experiencia de lo que en verdad es el ser del objeto. En el cuadro de van Gogh ni siquiera podemosdecir dónde están estos zapatos. En torno a este par de zapatos de labriego no hay nada a lo que pudieran pertenecer o corresponder, sólo un espacio indeterminado. Ni siquiera hay adheridos a ellosterrones del terruño o del camino, lo que al menos podía indicar su empleo. Un par de zapatos de labriego y nada más. Y, sin embargo...
En la oscura boca del gastado interior bosteza la fatiga delos pasos laboriosos. En la ruda pesantez del zapato está representada la tenacidad de la lenta marcha a través de los largos y monótonos surcos de la tierra labrada, sobre la que sopla un ronco viento.En el cuero está todo lo que tiene de húmedo y graso el suelo. Bajo las suelas se desliza la soledad del camino que va a través de la tarde que cae. En el zapato vibra la tácita llamada de la...
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