Calidad
En ocasiones escuchamos en medios de comunicación o en manuales pedagógicos contra la homofobia el argumento de que ésta es una enfermedad que consiste en "padecerun miedo irracional a los homosexuales". Este enfoque encierra una trampa muy peligrosa, que se ha puesto de manifiesto en algunos juicios en Estados Unidos contra personas que habían asesinado ahomosexuales (los llamados "crímenes por odio", caso Mattew Shepard y otros). La consideración de la homofobia como "enfermedad" supone, paradójicamente, una especie de eximente o atenuante a la hora dejuzgar el asesinato de un gay, y lo que es peor, el término "irracional" impide abundar en el análisis de las verdaderas causas de la homofobia, que son mucho más complejas que el simple recurso a laenfermedad o a algo tan vago como "lo irracional".
Esta definición ha conducido a una situación inaudita en la historia del derecho penal: que la causa o motivación de un crimen se convierte en unargumento a favor del homicida. Nos encontramos así con que algunos jueces de EEUU han absuelto al acusado argumentando que tiene una enfermedad según la cual no tiene más remedio que asesinar a un gayen cuanto lo ve, como un "estado de necesidad", o como diríamos aquí, "le dio un repente".
La homofobia no es una enfermedad, es una actitud de odio al otro de la cual se es responsable, una actitudque se puede cambiar, como tantas otras. No tiene nada que ver con extraños procesos inconscientes (homosexualidad reprimida, trauma infantil, arrebato inevitable), sino que es una decisión deliberaday consciente, un posicionamiento social e ideológico avalado por discursos colectivos (los chistes de maricas, el machismo, la educación, la ciencia, la impunidad, el régimen social deheterosexualidad obligatoria). Es importante por ello desmantelar ese discurso, de manera que incluso desde el punto de vista legal o jurídico nadie pueda utilizarlo como coartada de lo que es simplemente un acto...
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