cuando las tarantulas atacan
Mi padre trazó toda una estrategia de supervivencia, nos enseñó a disparar a todos y a andar armados con lo que pudiéramos, siempre lápiz y papel en mano, nos enseñó a poner trampas en la casa, a identificar alas personas que nos perseguían, a despistarlos, qué hacer en caso de ser capturados, a estar alertas de día y de noche, nos preparó para los acosos psicológicos de los que seríamos víctimas durante años (todavía es una tortura psicológica encontrarse frente a frente con los asesinos de nuestro hermano en lugares públicos de la capital), nos preparó para una guerra sucia que libramosprácticamente solos, porque fueron pocos los que nos acompañaron; al principio muchos se solidarizaron con nuestro dolor, pero después quedamos solamente con algunos amigos y familiares como mi tía Juana Paula Valladares Lanza que fue perseguida y amenazada de muerte junto a su familia, mi tío Longino Becerra a quien le pusieron una bomba en su casa, nuestra vecina y amiga de Eduardo desde la infancia BlancaSauceda quien jamás nos dio la espalda, entre otros y otras. Cuando la situación agravó y las amenazas fueron más fuertes amigos y familiares nos cerraron la puerta en la cara por temor y con suma razón pues sus vidas corrían peligro; pocos quedaron a nuestro lado, a esos les agradeceremos toda la vida, porque también fueron amenazados de muerte por socorrernos.
Crecimos sin infancia y sinadolescencia porque no tuvimos tiempo de vivirlas, estábamos tratando de sobrevivir en medio de la indiferencia social, en medio de los asesinos, en medio de la miseria y el hambre porque todo el salario de mi padre se invertía en la búsqueda de mi hermano, en campos pagados en los periódicos, en meter demandas, en volantes para repartirlos en la calle para que la gente se diera cuenta de lo que estabasucediendo en el país, en transporte porque en cada lugar del país donde aparecía un cadáver estábamos presentes para identificarlo.
Nosotros, unos con más conciencia del peligro que otros por nuestra corta edad, nos convertimos en la fortaleza de nuestros padres, en sus inseparables amigos porque los acompañamos a buscar cadáveres en las orillas de los ríos, los cerros, las montañas, cárceles...
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