derecho
i.
LEGITIMIDAD Y EFICACIA
Existe una relación de eficacia entre el poder y la legitimidad, no obstante sea ésta una relación del Poder con cierto sistema de valores. La legiti'
midad es también, pese a su naturaleza valorativa, un elemento de hecho
del Poder, porque la obediencia que éste procura está en función de la legitimidad que el grupo subordinado reconoce algrupo que manda. Precisamente la importancia atribuida a este aspecto de la legitimidad es lo que
distingue una orientación metodológica institucionalista del análisis llamado
realista, maquiavélico, o cínico, como hoy prefieren decir ciertos autores. Convendría establecer algunas referencias doctrinales a este propósito sólo para
que la exposición, y sobre todo e! método seguido, se tornen másclaros.
Se supone admitida la distinción entre la legalidad, relación del Poder
con la ley, y la legitimidad, pareciéndonos que ésta tiene como criterio más
general y permanente el de la vinculación del Poder a los fines que el grupo
político, como sociedad global, considera valiosos. Depende, por tanto, del
sistema de creencias del grupo, de su ideología o de la idea institucional,conforme el punto de vista que se prefiera. Cada modelo político presenta
un sistema de creencias que traduce el denominador común o finalidad ins*
titucional que explica la permanencia del grupo, a pesar de la lucha interna
de las facciones. Estas, a partir del núcleo central, ensanchan sus opciones,
definiendo las divergencias que no afectan el sentimiento de la unidad fundamental. Cuando esesentimiento del denominador común se pierde y se
habla del Poder en tercera persona (ellos, los que mandan, la metrópoli, los
colonizadores, los blancos, etc.), es que la legitimidad tiende a la desaparición,
por mucho que se mantenga la legalidad del Poder. Ahora bien: en todas
las instituciones, y por consiguiente, también en el Estado, existe una evidente relación entre la legitimidad y laeficacia del Poder.
La legitimidad es más importante para el Poder que la legalidad, porque
la obediencia es más rápida y más generalizada cuando la legitimidad está
supuesta en el Poder. Más justamente porque la legitimidad depende de la
vinculación a.los fines considerados valiosos por los que obedecen (sistema
II
ADRIANO MOREIRA
de creencias o ideología), el ensanche de la base de lalegitimidad también
puede implicar una reducción de la eficacia del Poder. Esta reducción resulta simplemente de que la búsqueda de una legitimidad aumentada se traduce en buscar denominadores comunes, lo más vastos posibles para todos
los grupos, estratos y secciones de población que integran el modelo político.
Cuanto más general fuere el denominador común, menos lugar puede haber
aún paravalores, intereses y objetivos que tan sólo sean adoptados por sectores restringidos de la sociedad, los cuales pueden caminar hacia la desobediencia. El Estado demo-liberal, partidario del laissefr-faire, sólo pudo pretender transformar al pueblo en soberano en sentido racionalista, justamente
porque ello suponía no tomar partido por ningún interés, anunciando garantizar tan sólo un cierto orden(i).
Sencillamente no creemos que esta cuestión de la densidad ideológica
del Estado —la cuestión de saber cuál es la dimensión ideológica aceptable
o excelente para la eficacia del Poder— pueda tener una respuesta uniforme,
válida para todos los tiempos y modelos políticos. Los clásicos fines del
Estado, conservación, justicia y bienestar, todos ellos comprendidos en el
bien común, soncategorías abstractas, que sólo adquieren sentido frente a
cada modelo político concreto, situado en el tiempo y en el espacio. Esta circunstancia permite comprender que la respuesta a la cuestión de la legitimidad —entendida como vinculación a los fines de la institución, a la ideología
política, al sistema de creencias— varía también en el tiempo y en el espacio
para cada modelo político. Teniendo...
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