Derechos Fundamentales
En una tablilla sumeria que tradujeron Kramer y Jacobsen se narra la historia de cierta mujer acusada de asesinato. Los hechos, sucedidos mil ochocientos cincuenta años antes de Cristo demuestran que ya entonces la administración de Justicia se guiaba por el apotegma nullum crimen sine lege.
Lu Inanna era servidor del templo. Por razones desconocidas tres hombres lo mataron, ydespués de cometer el delito dieron cuenta de su ejecución a la viuda del asesinato, Nin-dada. Ella, según relata el historiador de su caso, no abrió su boca y dejó que sus labios permanecieran silenciosos. (Más tarde pudo saberse que Liu Inanna no era un esposo ejemplar).
Denunciado el crimen ante el monarca de la ciudad-estado de Nippur, el rey Ur-Ninurta, éste hizo tomar prisioneros a loshomicidas y a la esposa del muerto. Los cuatros fueron juzgados por la asamblea de ciudadanos que celebraba sus sesiones en la explanada del monumento.
En aquella junta tomaron primeramente la palabra quienes pedían la pena de muerte para todos los procesados, por considerar que Nin-dada había obrado como cómplice de los asesinos. Dudu, el cazador de pájaros, y Alí-etalli, el liberto, dijeron:
*Aquellos que han matado a un hombre no son dignos de vivir. Estos tres hombres y esa mujer deberían ser ejecutados...
Después se dio la palabra a quienes se oponían a la ejecución de la silenciosa Nin-dada. El funcionario Shu y el jardinero Ubar-Sin defendieron a la acusada, negando que ésta hubiera prestado a los matadores de su marido cualquier tipo de ayuda. Los defensores decían:
* Estamosde acuerdo en que el marido de Nin-dada fue asesinado. Pero, ¿qué hizo la mujer para que se la mate a ella?
El tribunal, examinadas las pruebas y oídos los pareceres de unos y otros, dio su fallo con estas palabras:
Una mujer a la que su marido no daba para vivir, aun admitiendo que ella conociera a los enemigos de su marido, y que una vez muerto su marido se haya enterado de que murióasesinado, ¿por qué no habría de guardar silencio?(...) ¿Es, por ventura, ella la que ha asesinado a su marido? El castigo de aquellos que lo han asesinado realmente debería bastar.
Aprobada la sentencia, la viuda de Lu-Inanna fue puesta en libertad.
Muchos siglos antes de que el mundo llegara a conocer la Declaración Universal de los Derechos del hombre, los jueces de Sumer aplicaron el principio hoyconsagrado en su artículo 11: Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueren delictivos según el derecho nacional o internacional . Nin-dada fue absuelta por que la asamblea de ciudadanos de Nippur aceptó la imposibilidad de sancionar a quien no había violado la ley.
Casos como el aquí expuesto nos permiten asegurar que desde el momento mismo en el que elhombre alcanza el plano mental elevado que le diferencia de las otras criaturas sostiene una interminable lucha entre sus juicios de valor, entre las pretensiones y las intenciones personales, así como entre las necesidades generales y el ideal de bienestar, tanto del individuo mismo como de la sociedad en la que se desenvuelve y a la que está atado desde antes del nacimiento y, por lo general, parasiempre. Está entonces en la naturaleza del hombre el sentido de justicia que le motiva al actuar, por encima de las concepciones de Bien y Mal (que tantas religiones, filosofías y problemas han traído), o bien sea detrás de ellas, las decisiones que sobre el destino de su vida tome el hombre se fundan en la previa balanza de la ecuanimidad y el análisis, tarde o temprano, de las causas y efectos desus conductas. Así, ha creado para sí mismo un conjunto de reglas o matrices de comportamiento que en un momento de la historia inyecta en la sociedad a través de la costumbre, la cultura o incluso la fuerza, y que hoy, en los albores del nuevo milenio han permitido que se abran paso en la historia los juicios de valor frente al ser humano con una figura sólida que permita proyectar hacia el...
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