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Problemáticas de los pacientes y sus familiares en circunstancias extremas, como resultado de las nuevas técnicas paliativas
El progreso médico, especialmente en los últimos treinta años, generó técnicas terapéuticas que permiten posibilidades de sobrevida impensadas hasta hace unas décadas. Estos avances traen beneficios y desventajas. La curación deenfermedades y el alivio del dolor constituyen beneficios innegables. Por otro lado, empero, la asistencia médica del paciente grave o agónico prolonga artificialmente la vida mediante el uso de recursos extraordinarios o desproporcionados, a veces con gran costo de sufrimiento.
En este último caso, la intervención médica plantea al paciente, a su familia y al médico, profusos interrogantes ydistintas situaciones fácticas que conducen a soluciones diversas, matizadas por el marco vivencial, filosófico o religioso de las personas involucradas.
El desarrollo tecnológico ha dado un sesgo de deshumanización a la práctica médica. Al tradicional médico de familia lo reemplaza la atención institucional y despersonalizada. Simultáneamente, el médico, con el paso del tiempo, deja de ser lafigura central -paternalista y protectora- que actúa según sus propias convicciones. El enfermo tiende a personalizarse, ocupa un lugar más trascendente y comienza a exigir que se respete su autonomía, requiere ser informado y a ejercer su derecho a consentir las prácticas que se le proponen.
La relación médico-paciente se ha rarificado, la confianza recíproca -alianza terapéutica esencial para lacura- está, en muchos casos, afectada. En este contexto, el derecho aporta sus herramientas para mediar, señalar caminos, evitar conflictos futuros. Los magistrados sugieren pautas sobre interpretación de las leyes que valen también para la interpretación de la Constitución.(1).
Por otra parte, en un plano internacional, cobran dimensión ética y jurídica los llamados derechos de los pacientes,construidos básicamente a partir de la jurisprudencia norteamericana (2).
La alternativa entre opciones extremadamente críticas
La muerte como tránsito integra el ciclo vital y, por esa condición, debiera enaltecer el derecho a la dignidad de la vida. Este último tramo -término del proceso biológico- tiene implicancias éticas, filosóficas, emocionales. La toma de decisiones en el umbral de la muerte,cargada de emotividad para el enfermo, su familia y los médicos asistentes, sólo asume sentido en el marco del respeto a la dignidad humana del paciente. De allí que las opciones sean por lo común dilemáticas, los distintos argumentos aparezcan como igualmente válidos, y las decisiones sean aplicables sólo a casos concretos.
El deber de asistencia -caracterizado históricamente por elpaternalismo profesional- (3) entra en colisión con el derecho a la autonomía.
En tal sentido, surgen reflexiones cuyas respuestas son problemáticas: ¿Existe, por ejemplo, un deber absoluto de vivir? Si bien puede haber un deber profesional de curar al paciente y luchar por su vida, el paciente gravemente enfermo, ¿tiene el deber legal de sufrir, de soportar? En estos supuestos, optar siempre por la vida,¿es la mejor solución? ¿Existe un deber de vivir sin dignidad, sin la mínima calidad?, ¿y cuál es el límite tolerable?, ¿la vida puede tener preeminencia sobre la autonomía y la intimidad? En ciertas circunstancias, ¿es ilícito que el paciente requiera omitir asistencias que adelanten su muerte?, ¿debe evitarse a ultranza el suicidio de un paciente lúcido?, ¿qué criterios tienen que prevalecer en elmomento de tomar la decisión?, ¿quién decide cuando el paciente no puede expresarse libremente?, ¿quién dictamina si, cuando el paciente rechaza un tratamiento, es porque su voluntad está afectada, disminuida? (4).
Cada pregunta conlleva diferentes consideraciones e intentos de solución. Se suscitan controversias éticas, médicas y legales. Más de una vez la técnica choca con la ética; y si...
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