el alma romana
Los conquistadores
1
orígenes del imperio romano
Esa mañana, a pesar de lo temprano de la hora, hacía mucho calor. Se intuía que el mar no podía estar muy lejos, pero el cielo africano, iluminado por un sol ya alto, hacía presagiar una tórrida jornada. Por una pista de arena abierta entre dos extensiones en las que sólo se divisaban algunas palmeras enanas avanzaba un cochetirado por dos caballos. Un pequeño grupo de jinetes lo escoltaba. Eran soldados, armados tan sólo con una espada corta y cubiertos con un manto que ondeaba a su alrededor. Dentro del carruaje iban un hombre en la flor de la edad y un niño que, como mucho, debía de tener doce años, pues todavía llevaba la toga pretexta. No había duda de que eran dos personajes importantes, pero sin ningúncarácter oficial. Iban vestidos con una sencilla túnica blanca y llevaban la cabeza al descubierto. Tal vez, cuando el sol fuera más ardiente, se la cubrirían con una banda de tela. El niño había enrollado su toga y la había apoyado sobre el cuello del caballo.
—Sabes —le decía el hombre de más edad a su pequeño compañero—, me alegra que mi país te guste. Como ves, aquí hace menos fresco que en tuquerida Tibur1 , pues no hay ríos ni cascadas. Después de dejar los roquedales y las montañas de Cirta, lo único que hay es esta llanura que se pierde en el horizonte, hasta aquellas colinas que se distinguen a lo lejos. Es cierto que es un paisaje algo monótono, pero en este lugar han ocurrido tantas cosas y han vivido tantos hombres que no puedo dejar de emocionarme al evocar su pasado. ¿Ves esascabañas alargadas y cubiertas de paja que parecen barcos posados en la arena? La gente de aquí las llama mapalia. Viven en ellas, junto a sus rebaños de ovejas. A veces pueden estar durante meses sin volver a la aldea. Los rebaños no tienen necesidad de establos, viven al aire libre, y los pastores siguen su ejemplo. En sus cabañas sólo guardan los objetos más indispensables. Esta gente no tieneciudad, ni tampoco murallas ni defensas. Viven así desde hace siglos. Los llaman númidas, que, como sabrás, en griego significa «pastores». A diferencia de nosotros, carecen de un hogar para acoger a las divinidades. No construyen templos, pero tienen sus propias divinidades, a las que conciben a imagen de lo que les es familiar. De la misma forma que, en sus rebaños, la transmisión de la vidadepende del carnero, que es su padre y su jefe, ellos adoran como dios supremo a un carnero divino. Pero no sienten la necesidad de representárselo materialmente como todos los demás pueblos, que se complacen en ver a sus divinidades y piden a los artistas que modelen estatuas parecidas a la imagen que se hacen de ellas. Quizá tengan razón. Ya te he dicho muchas veces que, para conocer a losdioses, no es necesario verlos, ni siquiera hacerse la ilusión de percibirlos. Son de la misma naturaleza que nuestro pensamiento; carecen de un cuerpo propio. Nosotros los vemos, en nuestros sueños, de la misma forma que vemos en nuestros recuerdos a los amigos ausentes o las imágenes de un templo que ya no existe. No podemos tocarlos. Pero eso no significa que no existan, que no tengan un poderreal sobre nuestras almas y a veces sobre las cosas. Pueden ponernos tristes o llenarnos de alegría o de angustia, dependiendo de lo que hayamos hecho o pensado. Pertenecen al mundo del espíritu. Si les dirigimos nuestras plegarias, si les testimoniamos nuestro respeto o nuestra fidelidad, acuden junto a nosotros y nos ayudan. Se hallan presentes en todos los momentos importantes de nuestravida y nos protegen siempre que se lo pidamos. A cambio, para manifestarles nuestra gratitud y nuestro deseo de agradarles, les ofrecemos sacrificios y los alimentos que más apreciamos. Los dioses se apoderan misteriosamente de ellos y asimilan su substancia. El vino que derramamos en su honor, las libaciones que preceden a nuestras plegarias, se secan sobre la piedra donde las vertemos. La...
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