El amante
“EL AMANTE”
M. Duráz
El deseo como cimiento de
la identidad del personaje
A través de una especie de diálogo con el mundo, Durás nos presenta una obra inconfundiblemente autobiográfica. Esta cuestion de autobiografía no debe ser expuesta, a mi parecer, a un análisis de veracidad, porque más allá de los eventos que ahí se relatan y su existencia en larealidad, reflejan de cualquier modo algo –pensamiento, sentimiento, anhelo- que alguien experimentó en algún plano, -el real o el de conciencia- y que en algún mundo -el de las acciones y las cosas materiales, o el de las ideas, las fábulas y la imaginería- pasó.
Con un narrador claramente identificado, que a veces parece describirse en tercera persona dentro de su propio discurso, imitandoun narrador omniciente, la historia es contada desde un punto de vista femenino, maduro, cuya visión de los acontecimientos denota un conocimiento de la gente y determinadas circunstancias, que sólo puede labrarse con los años.
Este personaje central, que nos cuenta qué opina, que se entristece, que reflexiona, tiene siempre, en este presente que se ofrece, una edad incierta. Todo el relatoestá estructurado en una serie de flashbacks, narrados y condicionados por esta voz guía: uno lineal, que contiene la historia y es interrumpido por otros, por pequeñas evocaciones que hacen ir atando cabos de este universo. En esta primera línea de relato, la niña (personaje principal y punto de vista) tiene alrededor de quince años y está en el camino iniciático de desarrollo de una de lasvoluntades más elementales del ser: el deseo.
Pero no se trata sólo del deseo de una niña que ha dejado la pubertad para adentrarse en la adolescencia. Se trata del deseo de una niña de la Indochina francesa (un yo encarnando a Margarite Durás, nacida en ese mismo lugar, en el seno de una familia de la administración colonial, justo en el año en que comenzaría la primera guerra mundial) que, sinnombrarlo con tanta recurrencia para no afectar el género, tiene una vida atravesada por cuestiones bélicas, por una madre injusta e insatisfecha, colmada de convencionalismos, un hermano mayor, déspota y abusador, y un único sujeto de afecto sin contaminar: su hermano menor. Víctima, al igual que ella, de todos los males recientemente enumerados.
Esta amalgama de particularidades, articula undeseo fuera de serie (no es que algún deseo sí sea facilmente catalogable). Su principal característica es esta suerte de precocidad:
“A los quince años ya tenía el rostro del placer, y no conocía el placer”
Página 16
Lo prematuro, en este caso, roza lo aventajado. Su concepción de deseo es casi prodigio. El personaje no se angustia como la fémina común y silveste por el descontrol de suspasiones. No sufre por la idealización del amor, por lo no correspondido, por la imposibilidad de que se casen. Siquiera expresa un estado de enamoramiento por este ser que irrumpe en la historia. Le gusta, en cambio, sentirse adorada, admirada, contenida. Le atraen sus atributos monetarios, no su cuerpo.
“La piel es de una suntuosa dulzura. El cuerpo. El cuerpo es delgado, sin fuerza, sin músculos,podría haber estado enfermo, estar convalesciente, es inverbe, sin otra virilidad que la del sexo (…) diríase estar a merced de un insulto, dolido”
Pagina 51
Y este hombre es su primer hombre. Se suprime el ritual de la conquista, aunque hay algunos vestigios de flirteo. El evento del debut sexual es delegado a un segundo término en relación a la importancia que se le da, más adelante, alplacer del acto en sí. La escena es explicada con austeridad –aunque se hacen notorias varias situaciones que implican cariño, con detalles fisiológicos, no sólo sentimentales.
“Y llorando, él lo hace. Primero hay dolor. Y después ese dolor se asimila, a su vez, se tranforma, lentamente arrancando, trasportando hacia el goce, abrazado a ella (…) No sabía que se sangraba. Me pregunta si duele,...
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