El Concepto De Ficcion De Saer
EL CONCEPTO DE FICCIÓN
de "El concepto de ficción", publicado por Ariel. © 1997 J.J.Saer ©1997 Espasa-
Calpe Argentina/Ariel
Nunca sabremos cómo fue James Joyce. De Gorman a Ellmann, sus biógrafos
oficiales, el progreso principal es únicamente estilístico: lo que el primero nos
trasmi te con vehemencia, el segundo lo hace asumiendo un tono objetivo y
circunspecto, lo queconfiere a su relato una ilusión más grande de verdad. Pero
tanto las fuen tes del primero como las del segundo óentrevistas y cartasó son por
lo menos inseguras, y recuerdan el testimonio del «hombre que vio al hombre que
vio al oso", con el agravante de que para la más fantasiosa de las dos biografias,
la de Gorman, el informante princi pal fue el oso en persona. Aparte de las de este
último,es obvio que ni la escrupulosidad ni la honestidad de los informantes
pueden ser puestas en duda, y que nuestro interés debe orientarse hacia
cuestiones teóri cas y metodológicas.
En este orden de cosas, la objetividad ellmaniana, tan celebrada, va cediendo
paso, a medida que avanza mos en la lectura, a la impresión un poco
desagradable de que el biógrafo, sin habérselo propuesto, va entrando en el aura
del biografiado, asumiendo sus puntos de vista y confundiéndose paulatinamente
con su subjetividad. La impresión desagradable se transforma en un verdadero
malestar en la sección 1932 1935, que, en gran parte, se ocupa del episodio más
doloroso de la vida de Joyce, la enfermedad mental de Lucía. Echando por la
borda su objetividad, Ellmann, con argumentos enfáticos y confusos,que mezclan
de manera imprudente los aspectos psiquiátricos y literarios del problema, parece
aceptar la pretensión demencial de Joyce de que únicamente él es capaz de curar
a su hija. Cuando se trata de meros acontecimientos exteriores y anecdóticos, no
pocas veces secundarios, la biografía puede mantener su objetividad, pero apenas
pasa al campo interpretativo el rigor vacila, y loproblemático del objeto contamina
la metodología. La primera exigencia de la biografía, la veracidad, atributo
pretendidamente científico, no es otra cosa que el supuesto retórico de un género
literario, no menos convencional que las tres unidades de la tragedia clásica, o el
desenmascaramiento del asesino en las últimas páginas de la novela policial.
El rechazo escrupuloso de todo elemento ficticio noes un criterio de verdad.
Puesto que el concepto mismo de verdad es incierto y su definición integra
elementos dispares y aun contradictorios, es la verdad como objetivo unívoco del
texto y no solamente la presencia de elementos ficticios lo que merece, cuando se
trata del género biográfico o autobiográfico, una discusión minuciosa. Lo mismo
podemos decir del género, tan de moda en laactualidad, llamado, con certidumbre
excesiva, non-fiction: su especificidad se basa en la exclusión de todo rastro
ficticio, pero esa exclusión no es de por sí garantía de veracidad. Aun cuando la
intención de veracidad sea sincera y los hechos narrados rigurosamente exactos
ólo que no siempre es asíó sigue existiendo el obstáculo de la autenticidad de las
fuentes, de los criterios interpretativosy de las turbulencias de sentido propios a
toda construcción verbal. Estas dificultades, familiares en lógica y ampliamente
debatidas en el campo de las ciencias humanas, no parecen preocupar a los
practicantes felices de la non-fiction. Las ventajas innegables de una vida
mundana como la de Truman Capote no deben hacernos olvidar que una
proposición, por no ser ficticia, no esautomáticamente verdadera.
Podemos por lo tanto afirmar que la verdad no es necesariamente lo contrario de
la ficción, y que cuando optamos por la práctica de la ficción no lo hacemos con el
propósito turbio de tergiversar la verdad. En cuanto a la dependencia jerárquica
entre verdad y ficción, según la cual la primera poseería una positividad mayor que
la segunda, es desde luego, en el plano que nos...
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