EL FABRICANTE DE DEUDAS
Sala de la gran residencia que ocupan Luciano Obedot y su familia. Los muebles son de estilo y entre ellos no falta alguno verdaderamente antiguo. Un gusto burgués europeo ha elegido cortinas,alfombras, cuadros, adornos, todo ostentoso pero de calidad. Una lámpara de muchas veces pende del centro del cielorraso, mas hay otras de pie o mesa en diversos sitios de laestancia. Al fondo se abre un arco que separa la sala de un “hall” por el cual se va la puerta de la calle, que queda invisible. A la derecha hay una puerta vidriera que conduce al comedor y, en segundo término otra hacia las habitaciones interiores y los altos. A la izquierda se ve una ventana.
Al levantarse el telón el lugar se halla vacío. Es media mañana. Suena el timbre de calle.Jacinto, elmayordomo, yendo de derecha a izquierda, acude a abrir. A los pocos segundos, arrollándolo, se precipita al interior David Cash.
Cash.- (Vociferante.) ¡Dile al señor que quiero hablarle! ¡Que esta vez no admito ninguna excusa! ¡Que voy a acudir a la justicia!
Jacinto.- (Sereno y ceremonioso.) Tenga el señor la bondad de tomar asiento.
Cash.- (irritado.) ¡Déjate de protocolos! Avísale a tu patrón queestoy aquí.
Jacinto.- En seguida, señor. Con su permiso. (Sale.)
Cash.- (Al público.) Disculpen esta entrada en escena, señoras y señores, pero no podía haber sido de otro modo. ¿Ven ustedes todo esto? (Alude a la casa.) Es la sala de un hermoso chalet de dos plantas, rodeado por un jardín digno de un maharajá…
En total tiene… (Cuenta) ¡Siete habitaciones, sin contar las de servicio! Unaresidencia como para embajada o colegio inglés. ¿Y cuánto cobro por el arrendamiento de semejantepalacete? Una miseria. Tres mil soles mensuales. Una ley demagógica me impide subir la merced conductiva de esta mansión… (Se cerciora que nadie en la escena lo escucha. Confidencial.) El inquilino, desde hace seis años, es don Luciano Obedot. Me debe tres meses de arrendamiento, pero estoy decidido adesalojarlo aunque sea un señorón. Sin pizca de remordimiento, lo pondré de patitas en la calle.
Obedot.- (Que ingresa sigiloso). Lo he oído todo, mi querido Cash. ¿Será usted capaz de hacerle esa canallada a uno de sus semejantes?
Cash.- (Reaccionando vivamente). ¡Alto! ¡Usted no es mi semejante! Usted vive en un mar de deudas, yo no tengo acreedores, usted es el inquilino remiso de esta casa, yo elpropietario; usted es un Obedot que aparece en las páginas sociales de los diarios, yo apenas un Cash a quien de nada le ha valido invertir sus pocos ahorros en bienes raíces. ¡No somos, pues, semejantes!
Obedot.- (Con tono de advertencia.) ¿Propugna usted la lucha de clases? ¿La gran batalla entre los deudores y los acreedores?
Cash.- ¡No me envuelva con sus palabras! (Se cubre los oídos conlas manos.) No escucharé ni uno sólo de los hábiles argumentos que le permiten vivir como un príncipe sin pagarle nada a nadie.
Obedot.- (Levantando la voz para hacerse oír.) ¡Le pagaré, le pagaré…, pero evitemos la violencia!
Cash.- (Huyendo.) ¡No oigo nada! ¡Soy todo ojos! ¡Muéstreme el dinero y se quedará usted aquí y en paz!
Obedot.- (Persiguiendo a su interlocutor.) ¡Usted es testigopresencial y de excepción de mis desgracias! ¡No puede comportarse como un extraño!
Cash.- (Arrinconado.) ¡No escucho nada!
Obedot.- (Obligándolo a dejar los oídos libres.) ¡Atiéndame! ¡No se inhumano!
Cash.- (Vencido y suplicante.) No me cuente otro cuento más, se lo ruego. Ya no hay quien crea en sus historias.
Obedot.- Le pido que espere. Que espere un poco. Hay algo que vendrá a salvarme y asalvarlo a usted muy pronto.
Cash.- ¿Y quién me espera a mí? El gobierno cobra puntualmente los impuestos y al gobierno no le puedo decir que el señor Obedot me pagará pronto porque hay algo que vendrá a salvarlo… (Recuperando sus bríos.) ¡Debo actuar con rigor! ¡O me paga usted ahora mismo los tres meses de arrendamiento que me debe, o lo hago desalojar esta misma tarde!
Obedot.- (Sereno.) Calma,...
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