El laberinto
Por aquí oímos guerra civil y salimos escopetados en busca de nuestra trinchera. Guillermo del Toro es mexicano, pertenece a un pueblo que sabe de guerras civiles, militares y reservistas, y hay que suponerle que no ha venido a sermonearnos de nuestra guerra, ésa que tanto queremos y que no estamos dispuestos a olvidar jamás (incluso creo que hay una ley que nos loimpide). Tal vez en las guerras no haya buenos y malos, pero es inevitable que en los cuentos sí los haya: en "El laberinto del Fauno" hay unos seres perversos al mando del capitán Vidal, un oficial victorioso y déspota que encarna la insoportable realidad asmática, sofocante y tenebrosa de aquella España; y hay otros seres que buscan atravesar la grosera membrana que los recubre y que les impide huir deallí, personajes que encarnan tanto la niña Ofelia como los diversos hilos conectados de la "resistencia" (son los de Maribel Verdú o Álex Angulo).
En cierto modo, Guillermo del Toro envuelve de barroco aquella románica y seca historia de Erice en "El espíritu de la colmena", la fría realidad a través de la cálida y quimérica mirada infantil. La potente imaginación del cineasta y su facilidadpara que ésta llene la pantalla, convierte la película en un constante estupor visual y en una trama llena de ambas cosas: hechizo y pavor, sin que ninguna de las dos destruya a la otra.Ideológicamente es pura e infantil: el vencedor es el amo y dispone de la vida y de la muerte en su bosque; el vencido se resiste en la sombra o busca su válvula de escape en la fantasía. No debiera herir otrasconciencias que las previamente enfermas (sería así, aunque se le diera la vuelta). Sergi López hace una tenebrosa encarnación del mal, un ogro, un demonio, un capitán... Mientras que la niña Ivana Baquero dibuja, a su modo, aquella mirada perpleja de Ana Torrent y nos viene a contar algo que sólo ocurre en los cuentos (el ogro se zampa a la princesa) demasiado serios, como éste.
La muchacha lee sinparar cuentos llenos de hadas y ogros y se confía a una joven que conoce todos los secretos de las montañas y de quienes en ellas se esconden. La niña vagará por las cuevas de los alrededores mientras en el cuartel el capitán y los suyos rematan a tiros a los cazadores de conejos. El fauno encontrará a la muchacha y le dirá que es la hija perdida del soberano de un universo fantástico ymitológico. Para volver al lugar al que pertenece, para que él comprenda que ella y no otra es la princesa prometida a su pueblo, tres pruebas tendrá que pasar. En todas estará en juego su vida. En la última, su alma, su condición de humana, su dignidad, su corazón.
Todos han comparado esta bellísima El laberinto del fauno con la no menos fascinante El espinazo del Diablo en la que Guillermo del Toro seatrevía también a contar una historia fantástica y crudelísima en el paisaje arisco de la Guerra Civil pero lo último del autor de Cronos y Hellboy te bombardea otros mil recuerdos, otras mil memorias cinematográficas. Los mundos que habita Ofelia son los mismos que habitó Ana Torrent en El espíritu de la colmena. Y esos mundos, tanto el de la caserna donde la madre duerme protegida por una raíz...
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