El Viejo Y El Mar
Todo en él era viejo, salvo sus ojos; y éstos tenían el color mismo del mar y eran alegres e invictos.
El viejo había enseñado al muchacho a pescar y este le tenía mucho cariño.
Muchos de los pescadores se reían del viejo, pero él no se molestaba. Los más viejos lo miraban y se ponían tristes. Los pescadores que aquel día habían tenido algún éxito habían llegado y habíanlimpiado sus agujas y las llevaban tendidas sobre dos tablas, dos hombres tambaleándose al extremo de cada tabla, a la pescadería, donde esperaban a que el camión de hielo las llevara al mercado, a la Habana.
Cuando el viento soplaba del Este el hedor se extendía a través del puerto, procedente de la fábrica de tiburones; pero hoy no se notaba más que un débil tufo porque el viento había vuelto alNorte y luego había dejado de soplar. Era agradable estar allí, al sol en la Terraza.
*¿Puedo ir a buscarle sardinas para mañana?
-No. Ve a jugar ¨baseball¨. Todavía puedo remar y Rogelio tirará la atarraya.
*Me gustaría ir. Si no puedo pescar con usted me gustaría servirlo de alguna manera.
-Me has pagado una cerveza, ya eres un hombre. -Dijo el viejo-
*¿Qué edad tenía cuando me llevo porprimera vez en un bote?
-5 años. Y por poco pierdes la vida subí aquel pez demasiado vivo que estuvo a punto de destrozar el bote. ¿Te acuerdas?
*Recuero como brincaba y pegaba coletazos, y que el barco se rompía, y el ruido de los garrotazos. Recuerdo que usted me arrojo a la proa, donde estaban los sedales mojados y enrollados. Y recuerdo que todo el bote se estremecía, y el estrépito que ustedarmaba dándole garrotazos, como si talara un árbol y el pegajoso olor a sangre que me envolvía.
-Si fueras hijo mío me arriesgaría a llevarte.
*¿Puedo ir a buscarle las sardinas? También se dónde conseguir 4 carnadas.
-Tengo las mías que me han sobrado del día de hoy. Las puse en sal en la caja.
*Déjeme traerle 4 cebos frescos.
-1 –dijo el viejo-
*2 –dijo el muchacho-
-2 – aceptó el viejo-.¿No los has robado?
*Lo hubiera hecho –Dijo el muchacho-. Pero éstos los compré.
-Gracias –Dijo el viejo
-Con esta brisa ligera, mañana va a ser buen día.
*¿A dónde piensa ir? Pregunto el muchacho
-Saldré lejos para regresar cuando cambie el viento. Quiero estar fuera antes de que sea de día.
*Voy a hacer que mi patrón salga lejos a trabajar.
-A tu patrón no le gusta salir demasiado lejos.*No, pero yo veré algo que él no podrá ver: un ave trabajando, por ejemplo.
-¿Tan mala tiene la vista?
*Está casi ciego
-Es extraño, jamás ha ido a la pesca de las tortugas, eso es lo que mata los ojos.
*Pero usted ha ido a la pesca de las tortugas durante varios años.
-Yo soy un viejo extraño.
*Pero ¿ahora se siente bastante fuerte como para un pez realmente grande?
-Creo que sí. Y haymuchos trucos.
Recogieron el aparejo del bote. El viejo se echó el mástil al hombro y el muchacho cargó la caja de madera de los enrollados sedales pardos de apretada malla, el bichero y el arpón con su mango. La caja de las carnadas estaba bajo la popa, junto a la porra que usaba para rematar a los peces grandes cuando los arrimaba al bote. Nadie sería capaz de robarle nada al viejo, pero era...
Regístrate para leer el documento completo.