ensayo
Cuestionados en su capacidad de enseñar a los alumnos de hoy, los maestros pierden motivación y autoridad en las aulas
Por Micaela Urdinez | LA NACION
Los maestros debíeran recuperar esa autoridad moral que tenían en otras épocas.
Maestros eran los de antes; en mi época en la escuela se aprendía; antes los docentes eran figuras respetadas. Haciendo carne esapremisa de que todo tiempo pasado fue mejor, el discurso popular actual se llena de frases despectivas sobre el rol de los docentes en las escuelas.
Desde la opinión pública, los medios de comunicación y el decir de muchos padres y alumnos, los docentes son responsables -aunque no los únicos- del profundo fracaso que experimenta la escuela argentina, que las últimas pruebas PISA sólo vinieron areconfirmar. Pero esta imagen de un docente abatido e impotente frente a las demandas educativas de los alumnos, muchas veces no hace justicia a la de los miles que siguen siendo referentes de su comunidad, y que encuentran maneras creativas de enseñar, aun en los peores contextos.
Entonces, ¿hasta qué punto esta representación social es real y de qué manera esta desvalorización de la figura deldocente incide en la calidad educativa y el clima escolar?
"Efectivamente, en la Argentina está la idea de que la educación pasada era un paraíso que contrasta con las penurias del presente. Esta es una mirada que yo no comparto, porque creo que cada momento histórico tiene sus batallas, como se dan en cualquier campo de la sociedad. Esta imagen demasiado edulcorada sobre determinado procesohistórico produce efectos en el imaginario pedagógico y contrarresta fuerzas anímicas, crea climas, sensaciones y representaciones", dice Silvia Finocchio, doctora en Ciencias Sociales por Flacso, para quien el imaginario pedagógico es lo que moviliza la experiencia educativa. Por eso sostiene que "el mensaje de la opinión pública es simplificador e ignora una realidad que muestra muchos maestros conganas de enseñar y muchos chicos con ganas de aprender. Esta percepción se sobreimprime en la experiencia educativa y por eso vale la pena hacerse preguntas sobre estas representaciones, que tiñen la práctica educativa".
En relación con la uniformidad que muchas veces se da a los discursos, Nieves Tapia, directora del Centro Latinoamericano de Aprendizaje y Servicio Solidario, pone de manifiestola necesidad de matizar las percepciones sociales, que varían según el sector social del que estemos hablando.
Para ella, las representaciones más difundidas son las de los sectores medios y altos, que cargan a los docentes con el estigma de ser personas dispuestas a inmolarse y hacer beneficencia, vista ésta como una "profesión para los idealistas que quieren ser pobres, o los que no sabenhacer otra cosa. Los padres de chicos de clase alta perciben a los docentes como si fueran sus empleados. En cambio, para las clases más bajas, la docencia es un trabajo seguro y bien pago, frente a padres que viven de changas o planes sociales. Para ellos, que sus hijos puedan estar estudiando inglés en la primaria y teniendo una computadora en la secundaria es como si estuvieran en Harvard. Yo creoque en el ámbito rural, el docente sigue siendo un líder comunitario por definición y su prestigio sigue siendo muy alto", sostiene Tapia.
Para la especialista, la referencia a la escuela de antes no toma en cuenta el factor de que las familias actuales tampoco son las de antes, y que la escuela de antes no incluía el tipo de chicos que hoy están incluidos. "Que son chicos que no tienen unabiblioteca en su casa, una mesa para hacer los deberes ni una mamá full time que lo acompañe en su trayecto educativo. No tienen esos recursos que los docentes estaban acostumbrados a dar por supuestos", agrega Tapia.
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Para poner números a la percepción social en relación con el rol docente y su capacidad de enseñar, el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA señala que en...
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