Entrevista
POESÍA LATINOAMERICANA
PABLO NERUDA
ENTREVISTA DE RITA GUIBERT
Pablo Neruda
(1904–1973)
Entrevista con Rita Guibert
Siete voces
(México: Editorial Novaro, S.A., 1974)
Después de presenciar en Estocolmo la entrega del Premio Nobel de Literatura 1971 a Pablo Neruda, viajé con él y con su mujer, Matilde Urrutia, hasta Varsovia, donde se estrenaba su obra teatral Fulgor y muerte de JoaquínMurrieta.
A los sesenta y siete años, Pablo Neruda, doblemente consagrado como Premio Nobel y como embajador de Chile en Francia, fue recibido calurosamente, tanto en Varsovia como en Estocolmo, por intelectuales, reporteros y fotógrafos. Pero Neruda, un poeta para quien “la vida es un regalo”, siempre ha sido una personalidad carismática. Como dice Margarita Aguirre en Las vidas de Pablo Neruda: “Esun hombre al que no se puede mirar en vano. Deslumbran su fuerza, su calidez humana, y es como si algo magnético, una misteriosa atracción, nos atara a su presencia.”
Cuando conocí a Neruda, en el año 1966, en Nueva York, también era el centro de la atracción en el Congreso del P. E. N. Club Internacional; dondequiera que leía su poesía, ya sea en la sala repleta del Poetry Center o en unatertulia íntima de amigos, se creaba un magnetismo entre el poeta, la poesía y los oyentes. Sin embargo, de todos los Nerudas que he visto, al que mejor conozco es al que entrevisté en su casa de Isla Negra, donde me hospedé durante las dos últimas semanas de su campaña política como candidato presidencial por el Partido Comunista de Chile. Neruda, como se sabe, ante una izquierda dividida, retiró sucandidatura para apoyar al candidato socialista Salvador Allende.
Isla Negra ni es isla ni es negra. Es una hermosa y elegante playa chilena situada a unos cuarenta kilómetros al sur de Valparaíso y a dos horas en automóvil desde Santiago. Nadie sabe cuál es el origen del nombre, pero Neruda lo atribuye a unas grandes rocas negras, vagamente delineadas como islas, que se ven desde la terraza desu casa. Hace treinta años, cuando Isla Negra era un lugar completamente desconocido y desolado, Neruda compró con dinero que había ganado con su poesía un terreno de 6.000 metros cuadrados sobre la playa, con una casita de piedra en la cima de una loma. “Luego la casa fue creciendo, como la gente, como los árboles.”
Neruda tiene también otras casas, una sobre el cerro San Cristóbal, enSantiago, y otra en Valparaíso, la cual ha sido dañada por los temblores recientes. Para decorarlas el poeta recorre, en cualquier parte del mundo que esté, casas de antigüedades y de trastos viejos especializadas en demoliciones, en busca de toda clase de objetos, desde puertas y ventanas hasta mascarones de proa, sextantes, faroles, campanas, anclas, caracoles. Cada objeto que posee le recuerda unaanécdota. “¿No se parece a Stalin?” pregunta, señalando el busto del filibustero sur Henry Morgan que cuelga de una pared, del comedor de Isla Negra. “Un anticuario, en París, no me lo quería vender, pero cuando se enteró de que yo era chileno me preguntó si conocía a Pablo Neruda. Fue así como conseguí que me lo vendiera.”
En Isla Negra, cerca del mar (elemento recurrente en su poesía), es dondeNeruda, el “navegante terrestre”, y Matilde, su tercera esposa (“Patoja”, como él la llama cariñosamente, la “musa” a quien ha dedicado tantas poemas de amor), han establecido su residencia permanente.
Alto, fornido, medio calvo, de tez olivácea, sus rasgos más distintivos son una nariz prominente y los ojos castaños, grandes y aletargados. Sus movimientos son pausados pero firmes. Apoyado enun bastón de madera rústica y cubierto de un largo poncho argentino, suele hacer largos paseos a pie acompañado de sus dos shows. Habla con voz cadenciosa, pero sin afectación. “El suyo es un tono muy particular, carnoso y de una matización inacabable —escribió el chileno José Santos González Vera—. Uno se acostumbra a su voz y al releer sus versos se la siente... Oyendo a los indias, me vino el...
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