Historia
Tema monográfico
Veinte años desde la caída
del muro de Berlín
IGNACIO SOTELO
Berlín
E
l sábado 31 de octubre,
ante 1800 invitados, entre los que se encontraban el presidente y la
canciller de la República Federal de Alemania,
la Fundación Konrad
Adenauer conmemoró
«la caída del muro y la
reunificación». Como
invitados especiales intervinieron tres pro t agonistas, GeorgeBush
senior, Michail Gorbachov y Helmut Kohl.
Aunque la caída del muro fuese la condición previa a la unificación, es preciso distinguir ambos acontecimientos que tuvieron dinámicas muy distintas.
La construcción del Muro
Pero antes de preguntarse por las causas
que llevaron a la caída del muro es necesario recordar el porqué se levantó el 13 de
agosto de 1961. Después de haber negado
por activa ypor pasiva que se tuviera la
menor intención de cerrar la única frontera, la de Berlín, que permanecía abierta debido a la ocupación cuatripartita de la ciudad, de repente y por sorpresa en una noche se colocaron las alambradas, el Muro
mismo tardó semanas en terminar de construirse. Una verdadera hazaña que llevó a
cabo Erich Honecker, que luego sustituiría
a Walter Ulbricht como secretariogeneral
del partido y Jefe de Estado. De haberlo sospechado la población,
y no digo de haber sido advertidos, miles se hubieran precipitado
a abandonar la RDA. Es lo que explica la construcción del Muro: mientras que los jóvenes mejor preparados escapasen a la República Federal al terminar los estudios, era imposible salir del estancamiento. La Unión Soviética no tuvo más remedio que apoyar una medidaque desprestigiaba a todo el bloque comunista.
En aquellos días me encontraba cerca de Bonn, en un congreso mundial de estudiantes, re p resentando a la FUDE, (las siglas
me parece que eran de la Federación Universitaria Democrática
10
Magazin 19
Española), cuando en la mañana del 13 de agosto recibimos una
invitación del Gobierno Federal para trasladarnos a Berlín y ser
testigos directos de loque estaba ocurriendo. Se organizó una
gran trifulca, porque la mayoría de los delegados de África y
América Latina, de ideología revolucionaria, o infiltrados por los
partidos comunistas, alegaban que aceptar la invitación suponía
hacer el juego a la propaganda «imperialista» y que, por lo demás, los países socialistas tenían derecho a defenderse de los ataques del exterior. En este fuegocruzado de propagandas –en
aquellos años de la «guerra fría» todo se veía con anteojos bur-
[
Cerrar herméticamente la frontera, por mucho descrédito que comportase, parecía la única
solución para avanzar en la construcción del socialismo. Se daba por descontado que una
medida tan impopular desaparecería tan pronto como se hiciera patente la superioridad del
sistema, y entonces el movimientomigratorio iría en sentido contrario, el proletariado explotado acudiría en masa al paraíso comunista.
damente ideológicos– fui de los pocos que aceptaron la invitación, convencido de que lo mejor para hacerse una opinión de
lo que estaba pasando era observarlo directamente. Pocos meses antes había visitado la ciudad por primera vez y quedé impactado ante el contraste entre el Berlín oriental, que en ellenguaje ideológico de entonces se autodenominaba «democrático»,
y el Berlín occidental, llamado «libre».
A un lado y otro de la alambrada, se habían estacionado tanques soviéticos y norteamericanos, anunciando que podría estallar la tercera guerra mundial, que, sin embargo, parecía hart o
remota, al observar como los tanquistas rusos y americanos se
hacían bromas y se tiraban caramelos. Encambio, en Berlín occidental –al oriental no pude pasar– la población estaba consternada. Por doquier grupos, más o menos grandes, de personas de
todas las edades y orígenes sociales se lamentaban sobre el trágico destino que tendría la ciudad si los norteamericanos permitieran el cierre de la frontera sin reaccionar militarmente. Tucídides ya comentó en la guerra del Peloponeso que el mayor belicismo...
Regístrate para leer el documento completo.