Importante
“El poeta es el hombre. Y todo intento de separar al poeta del hombre ha resultado siempre fallido. Por eso sentimos tantas veces como que tentamos a través de la poesía del poeta algo de la carne mortal del hombre. Y espiamos; aun sin quererlo, aun sin pensar en ello, el latido humano que la ha hecho posible; en este poder de comunicación estáel secreto de la poesía que, cada vez estamos más seguro de ello, no consiste tanto en ofrecer belleza cuanto en alcanzar propagación, comunicación profunda del alma de los hombres."
Sitúo por delante este párrafo de Aleixandre porque puede esclarecer la comprensión de su obra, y por lo significativo que resulta precisamente por venir de un poeta que nace en el ambiente literario donde fueposible el famoso edad, diagnóstico orteguiano de " la deshumanización del arte”. En el clima de los ismos pujantes por los primeros años veinte, una poesía intelectualizada aspiraba, antes que otra cosa, a la pureza, mediante una suerte de abstracción. Valéry –maestro coevo, como Góngora fue maestro cláCsico –dejó escrita aquella frase según la cual "el autor, felizmente, no es nunca el hombre",apoyo frecuente luego para críticos que subestime la presencia de lo biográfico en la obra de arte.
Pero si Vicente Aleixandre toma el tren de la vida literaria en esos iniciales años veinte de la poesía pura, vemos pronto que algo va a cambiar en el panorama de la época. En un lapso brevísimo, la famosa y fecunda generación del 27 experimentó distintas y en cierto modo contradictorias aventuraspoéticas, y la irrupción del surrealismo –cualquiera que sea el grado de peculiaridad que en lo autores españoles se quiera dar a este movimiento- fue ya un amplio cauce de rehumanización y de talante apasionado. Ello, en cuanto a la actitud misma; en cuanto a las fórmulas expresivas el verdadero seísmo surrealista va a pasar de un hermetismo poco accesible- al que coadyuva, ciertamente, lanovedad lirios , la sorpresa-a una clarificación de sus delirios imaginativos- a la que no es ajeno, sin duda, el mayor hábito y la penetración de la nueva estética-. Todos estos procesos, que son la historia misma de la poesía contemporánea española, van a manifestarse en la importante y amplia obra aleixandrina.
El poeta, pues, es el hombre-repetimos volviendo al principio-. Y el hombre VicenteAleixandre, español de Sevilla, nace en la primavera -26 de abril- trágica de 1898, cuando la escuadra del almirante Cervera zarpaba rumbo al Caribe, donde naufragaría la última astilla del viejo imperio, dando paso a un período de crisis nacional, con larga repercusión en el pensamiento y en la literatura.
Al nacimiento sevillano sigue una infancia malagueña. Nueve años como cera maleable dondeel paisaje dejó grabada su luminosa sensación de belleza; el Mediterráneo, su resonancia. Cuatro décadas después, aflorarán muy vívidamente en el espacio cósmico de uno de sus libros capitales: Sombra del Paraíso.
En Málaga, Aleixandre tuvo el primer contacto de camaradas con otro futuro poeta de la generación: Emilio Prados, condiscípulo de las primeras clases. Hasta 1917,su intelectual y susrelaciones amistosas no vuelven a trabarse con los poetas ni con la poesía.
En Madrid desde 1909 en la casa de Velingtonia- tan conocida por los poetas de dentro y fuera de España-, donde ha escrito casi todos sus libros. Ese número 3 de la calle de Velingtonia-que cuando lo habitó el poeta por primera vez era una isla en las afueras madrileñas, de los altos de la Moncloa-,ha venido siendo,durante medio siglo, una suerte de estación de seguimiento de las naves espaciales de la poesía. Lugar de frecuentes reuniones del famoso grupo generacional: Lorca, CERNUDA, Alberti, Diego, Dámaso Alonso… Víctima también de la destrucción bélica, reconstruida en 1914, las generaciones de postguerra hallaron entre sus paredes un generoso y ejemplar magisterio.
En 1917, cuando Aleixandre estudiaba...
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