La Infancia Y La Muerte
Pienso que una persona que no cree en Dios no tiene derecho a decirle a su hijo “Dios no existe”. No puede enfrentarlo a esa convicción personal suya como si se tratara de una certeza universal. Lo puede hacer con otras convicciones, pero no con esa. En primer lugar, las palabras “Dios no existe” son palabras extremadamente angustiosas para un niño.En segundo lugar, pueden ser falsas. Otras convicciones personales que uno presenta a su fijo pueden ser también falsas; pero en los otros casos puede no ser tan importante equivocarse y afirmar algo falso. En cambio, las palabras “Dios no existe” son inexorables; y si son falsas, uno ha dicho algo inexorable y falso.
Como ya es sabido, no hay pruebas claras y evidentes de la existencia de Dios,como tampoco hay pruebas claras y evidentes de su no existencia, y el hecho de que nunca lo haya visto nadie no demuestra nada. Esto hace que la vida de los creyentes sea difícil, extraña y dolorosa. No obstante, quien cree en Dios tiene a veces la sensación de amar semejante ausencia de pruebas; en el fondo, no desearía a ningún precio nada distinto. Porque amar a Dios significa no quererlo enabsoluto distinto a como aparece en nuestro pensamiento.
Alguien que cree y le dice a su hijo “Dios existe” manifiesta asimismo una convicción personal como si se tratara de una certeza universal, y comete un exceso. Además, también él dice algo que quizá es falso. Sin embargo, un niño que oye decir “Dios existe” podrá algún día, si quiere y si Dios no le resulta útil, deshacerse de él. No esdifícil en absoluto, al contrario, resulta sencillo para quien no quiere a Dios hacer como si nunca hubiera existido. Este exceso, por lo tanto, es necesario, porque un niño ya está provisto de lo superfluo, o sea, de lo que para algunos es superfluo. Pero un niño que oye decir “Dios no existe” ve levantarse a su alrededor murallas inexorables, y si un día quiere a Dios con él, tendrá que buscarlo másallá de esas murallas desiertas.
No sé que debe responder alguien que no cree cuando un niño le pregunta por Dios. Lo único que me parece claro es que las palabras “Dios no existe” no deben decirse. Sería mejor que alguien que no cree contestara: “Yo creo que Dios no existe, pero no lo sé. Hay otros que piensas que sí existe. La verdad no la sabe nadie”.
Un mundo en el que no hay Dios y lamuerte es un lugar en el cementerio al que se va a dormir para siempre es justo lo contrario de lo que un niño quiere y desea. Un niño odia dormir, detesta y teme el aburrimiento. Quizá los detesta precisamente porque se parecen a la muerte, a lo que piensa que, si Dios no existe, debe de ser la muerte. Suponiendo que no se acabe bajo tierra, sino que nos precipitemos en el espacio, la perspectiva deestar allí para siempre sin Dios es casi más tétrica todavía. En la soledad del espacio el aburrimiento será infinito: no ocurrirá nada, no verá a nadie, el cielo rodará y zumbará como un abejorro, y morir será unirse a ese zumbido inútil y adormecido. Para un niño, la eternidad de la muerte es fuente de un aburrimiento sin nombre; su única suerte es que le resulta difícil imaginar la verdad, esdecir, que si no hay Dios, morir no será dormir y no será aburrirse, sino que será morir.
Por eso quien no cree tarda lo máximo posible en hablar con su hijo del tema de la muerte. Le disgusta mucho hablarle de este asunto. Le resulta muy difícil. Huye de todas las preguntas. Un día le dirá “Dios no existe”, pero entre tanto no dice nada. Y entonces el niño nota que en su casa hay un extrañosilencio alrededor de dos palabras en las que piensa a menudo, porque las ha oído fuera y porque son palabras con las que el pensamiento humano tropieza muy pronto: las palabras “Dios” y “muerte”; y nota que el silencio rodea también al hecho de que en otros sitios, en otras casas, un gran número de personas cree en Dios y le reza. Y esto ocurre en un tiempo como el nuestro, en que solemos dar a los...
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