LECTURA 1 POLY
POLY, Jean-Pierre (1988): "La Europa del Año Mil" (extracto),
en R. FOSSIER (ed.): La Edad Media, Vol. II: El Despertar de
Europa 950-1250. Editorial Crítica. Barcelona, pp. 22-77.
NOBLES Y CAMPESINOS
A finales del siglo X, el poder en el imperio de los francos, por dividido que
se halle, aún parece pertenecer a ese grupo social característico de la cultura
carolingia al que sellama la aristocracia del imperio: algunos centenares de
parentelas de origen franco o suabo, más raramente sajón, primas entre ellas
y, por lo menos para las más poderosas, emparentadas con el linaje real.
El grupo imperial
Esas alianzas principescas se veían multiplicadas por la poligamia de los
grandes, que se practica abiertamente, a pesar de las prohibiciones de la
Iglesia. De esta manera lafamilia de los Boson, que a finales del siglo IX se
harían coronar reyes en la gran Borgoña, se enorgullecía de haber dado
mujeres a la «raza real» durante varias generaciones y solamente un siglo
más tarde un clero que les era totalmente hostil insistirá sobre el carácter
«concubinario» de su genealogía.
Otra característica de las familias de la Reichsaristokratie, que muestran
los «Librosmemoriales» de los santuarios germánicos, era que el parentesco
se desplegaba en una amplia red de primazgo, más que en un linaje en el
sentido medieval y posterior de la palabra, es decir, un parentesco
estrictamente organizado alrededor de la sucesión de varón en varón. Y
podemos preguntarnos si la conciencia genealógica de esas familias podía
remontarse con precisión muy atrás en el tiempo. Por otraparte, ¿lo
deseaban? Sin apoyo escrito, la memoria colectiva llegaba muy rápido a una
época que ya no era la de la historia, o de la seudohistoria, sino la de la
leyenda y el mito. Los Staufen, aun después de su acceso a la dignidad
imperial, sólo conocían algunos niveles de su genealogía; poco importaba: un
antiguo mausoleo, además con toda probabilidad, romano, en su tierra de
Weiblingen lespermitía vincularse a través de un tal Clodius-Hlodio a los
legendarios merovingios. De la misma manera el obispo de Bamberg,
Gunther, orgulloso de su nombre y de su familia, no necesitaba genealogía
escrita para jactarse de descender de los reyes burgundios o francos de los
Nibelungos. Obispo-guerrero, no dudó en ponerse a la cabeza de una
peregrinación armada a Tierra Santa, prefiguración de lasfuturas cruzadas,
que servirían de derivativo para la energía y la violencia de las demasiado
prolíficas casas caballerescas. El valor de Ghunter no hacía sino confirmar a
los ojos de sus contemporáneos lo que proclamaban los nombres preferidos
en su familia durante todo el siglo X: el suyo, que había llevado un jefe
burgundio del siglo VI, desdichado fundador del reino de Worms, y el de
Sigfrido, elWaessungo, rey de Xanten. [...] De esta manera, los nombres
honorables, con preferencias según los casos, se compartían entre todas las
familias, como un patrimonio común, según las alianzas.
La cohesión de esta clase tenía, evidentemente, una base material, la
misma que provocaba en su seno duras rivalidades: los cargos del Imperio, el
gobierno de una provincia, el mando de tal frontera, la altadirección de una
abadía real. El juego de intereses provocado por sus ambiciones competitivas
llevaba de esta manera a los grandes, rodeados de su grupo de parientes y
amigos, a dominar en París o en Vienne, en Baviera o en Borgoña, en
Lombardía o en Alsacia, en Auvernia o en Cataluña. Los anales oficiales u
oficiosos redactados en las grandes iglesias del norte limitan la nobleza a esta
únicaclase social, y en verdad, prácticamente sólo hablan de ella. Nada hay
de asombroso en esto, ya que se trata del discurso propio de la realeza
franca, modelado o remodelado por clérigos surgidos de la Reichsaristokratie,
que frecuentan el palacio en torno al cual todos vuelven a encontrarse cada
año o casi cada año. Y la historiografía medieval fue durante mucho tiempo la
víctima, a menudo...
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