legalización de las drogas
Estados Unidos y Colombia: cada país habla de la "feria de la cocaína" como le va en ella.
En los últimos años, el narcotráfico se ha convertido en el tema caliente de las relaciones Colombia-Estados Unidos. Pero mientras en los Estados Unidos se le ha dado fundamentalmente un enfoque de seguridad nacional y de ahí uno de los argumentos para comprometer al Ejército en lalucha contra la
droga, en Colombia se lo ha visto como una doble amenaza: interna y externa.
El doble enfoque, obviamente, deriva de dos diagnósticos diferentes del problema y explica la diferente aproximación a la cuestión de la seguridad.
A pesar que desde la década de los 60 el consumo de droga -especialmente marihuana- se difundió mucho en los Estados Unidos, sólo hasta la década de los 70el problema de la drogadicción cobró mayor importancia. Sin embargo, la interpretación del fenómeno, lejos de mirar la viga en el ojo propio, ha visto la paja en el ajeno y por esa razón se ha hecho énfasis en los factores externos del problema: el meollo del asunto está en el tráfico y transporte de narcóticos .
A pesar del fuerte componente económico que subyace a esta interpretación, durantela administración Reagan en particular se ha pretendido ignorarlo o, por lo menos, disminuir su importancia, para destacar el aspecto moral. Es lo que explica que la estrategia antidrogas haya hecho énfasis en la forma de "guerra" o "cruzada" que ha asumido la lucha.
El peligro, según el diagnóstico, que ha prevalecido hasta hace poco en los Estados Unidos, deriva fundamentalmente de la enormeoferta. De ahí que el quid haya radicado principalmente en combatir el problema en su origen -los países productores- por medios eminentemente represivos. De ahí también que se haya pretendido transferir los mayores costos de la lucha a los países donde se cultiva, produce, procesa e inicia la cadena del narcotráfico.
Por el contrario, si el problema de la droga se mira desde otro punto de vista,desde el polo demanda y consumo, las medidas coercitivas y de mano dura tendrían que aplicarse hacia dentro de los Estados Unidos, lo cual no descartaría, en un país tan celoso de las libertades individuales, ciertas reacciones sociales. Además, trasladar el énfasis de la lucha al frente interno implicaría severos controles al circuito financiero doméstico que deja enormes cantidades de dólares.Dentro del enfoque que podria calificarse como "hacia afuera" se explica muy bien por qué la administración Reagan ha relievado los mecanismos de cooperación internacional, orientados a buscar colaboración en el campo de la erradicación del tráfico ilícito de drogas en los países de producción, procesamiento y transporte, es decir, atacar la oferta, bajo el entendido de que su efecto producirá unareducción del consumo y, por consiguiente, de la demanda. En este orden de ideas, la guerra contra el narcotráfico y no propiamente contra el fenómeno global de las drogas -que no puede excluir el creciente consumo- se ha interpretado como de interés "vital" para los Estados Unidos, y se ha enfocado no como un problema de salud pública, sino como una cuestión de seguridad nacional. Asi, seentiende por qué las Fuerzas Armadas han ido ganando un papel cada vez más preponderante en la lucha antinarcóticos y el presupuesto del Departamento de Defensa para tareas vinculadas al control y combate del tráfico de drogas ha aumentado en los últimos años, lo que no ha sucedido en la misma escala con los recursos para las campañas en contra del consumo.
Como si fuera poco ese enfoque acomodaticiodel problema, algunos analistas sostienen que hay otro factor para tener en cuenta: los mapas de seguridad estratégica y de guerra antidroga se superponen en algunos puntos. Pero, según el ángulo desde donde se miren, en algunos casos se hace abstracción de la intersección mientras en otros se la destaca. En el primer caso, países como Nicaragua Cuba, Siria y Afganistán son percibidos como una...
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