licenciada
Conrad, Joseph
Publicado: 1899
Categoría(s): Ficción
Fuente: Feedbooks
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Acerca Conrad:
Joseph Conrad (born Teodor Józef Konrad Korzeniowski, 3
December 1857 – 3 August 1924) was a Polish-born novelist.
Some of his works have been labelled romantic: Conrad's supposed "romanticism" is heavily imbued with irony and a fine
sense of man's capacity forself-deception. Many critics regard
Conrad as an important forerunner of Modernist literature.
Conrad's narrative style and anti-heroic characters have influenced many writers, including Ernest Hemingway, D.H. Lawrence, Graham Greene, Joseph Heller and Jerzy Kosiński, as
well as inspiring such films as Apocalypse Now (which was
drawn from Conrad's Heart of Darkness). Source: Wikipedia
Tambiéndisponible en Feedbooks de Conrad:
• El duelo (1908)
Copyright: This work is available for countries where copyright is Life+70 and in the USA.
Nota: Este libro le es ofrecido por Feedbooks
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Estricamente para uso personal. En ningún caso puede ser utilizado con fines comerciales.
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Capítulo
1
El Nellie, un bergantín de considerable tonelaje, se inclinó haciael ancla sin una sola vibración de las velas y permaneció inmóvil. El flujo de la marea había terminado, casi no soplaba
viento y, como había que seguir río abajo, lo único que quedaba por hacer era detenerse y esperar el cambio de la marea.
El estuario del Támesis se prolongaba frente a nosotros como
el comienzo de un interminable camino de agua. A lo lejos el
cielo y el mar se unían sinninguna interferencia, y en el espacio luminoso las velas curtidas de los navíos que subían con la
marea parecían racimos encendidos de lonas agudamente triangulares, en los que resplandecían las botavaras barnizadas.
La bruma que se extendía por las orillas del río se deslizaba hacia el mar y allí se desvanecía suavemente.
La oscuridad se cernía sobre Gravesend, y más lejos aún, parecíacondensarse en una lúgubre capa que envolvía la ciudad
más grande y poderosa del universo. El director de las compañías era a la vez nuestro capitán y nuestro anfitrión. Nosotros
cuatro observábamos con afecto su espalda mientras, de pie en
la proa, contemplaba el mar. En todo el río no se veía nada que
tuviera la mitad de su aspecto marino. Parecía un piloto, que
para un hombre de mar es lapersonificación de todo aquello
en que puede confiar. Era difícil comprender que su oficio no
se encontrara allí, en aquel estuario luminoso, sino atrás, en la
ciudad cubierta por la niebla.
Existía entre nosotros, como ya lo he dicho en alguna otra
parte, el vínculo del mar. Además de mantener nuestros corazones unidos durante largos periodos de separación, tenía la
fuerza de hacernos tolerantes antelas experiencias personales,
y aun ante las convicciones de cada uno. El abogado el mejor
de los viejos camaradas tenía, debido a sus muchos años y virtudes, el único almohadón de la cubierta y estaba tendido sobre una manta de viaje. El contable había sacado la caja de
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dominó y construía formas arquitectónicas con las fichas. Marlow, sentado a babor con las piernas cruzadas, apoyabala espalda en el palo de mesana. Tenía las mejillas hundidas, la tez
amarillenta, la espalda erguida, el aspecto ascético; con los
brazos caídos, vueltas las manos hacia afuera, parecía un ídolo.
El director, satisfecho de que el ancla hubiese agarrado bien,
se dirigió hacia nosotros y tomó asiento. Cambiamos unas
cuantas palabras perezosamente. Luego se hizo el silencio a
bordo del yate. Poruna u otra razón no comenzábamos nuestro
juego de dominó. Nos sentíamos meditabundos, dispuestos sólo
a una plácida meditación. El día terminaba en una serenidad
de tranquilo y exquisito fulgor. El agua brillaba pacíficamente;
el cielo, despejado, era una inmensidad benigna de pura luz; la
niebla misma, sobre los pantanos de Essex, era como una gasa
radiante colgada de las colinas,...
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