Manifiesto Para Cyborg
Un comentario acerca de “Manifiesto para Cyborgs: Ciencia, Tecnología y
feminismo socialista a finales del siglo XX” escrito por Donna Haraway (1991).
Asignatura: Feminismo y Construcción de la
Identidad de Género
Posgrado: Estudios Interdisciplinares de
Género. (URJC)
Profesora: Sonia Núñez Puente
Fecha de entrega: 02/12/2011
Nota: 9´0(sobresaliente)
Lanzado en 1985, “Manifiesto para cyborgs: ciencia, tecnología y feminismo socialista a
finales del siglo XX” reconoce como propia la historia de los movimientos emancipatorios de la
comunidad negra, de las mujeres o de las personas LGTBI. Su publicación tiene lugar en el contexto estadounidense marcado por la pandemia del SIDA, el gobierno liberal conservador de
Reagan y la guerrafría, pero también en plena crisis identitaria del movimiento y la teoría feminista mainstreaming. Sobre esto último, el paroxismo parece ser la consecuencia de una obsesiva búsqueda de la pureza del sujeto de la política feminista. Si las mujeres blancas de clase
media o, por el contrario, las obreras negras lesbianas son quienes debían ocupar el protagonismo del feminismo, resultaba un debatenaif para Haraway pues pensaba que no existía una
esencia universal que diera sentido a una identidad común. No existía telos alguno, por lo que la
metáfora del cyborg se le antojaba interesante como sujeto político por excelencia: “A pesar de
que los bailan juntos el baile en espiral, prefiero ser un cyborg que una diosa” (Haraway, 1991:
311).
Un cyborg sería algo así como un ente mitad máquinamitad ser vivo, que refleja las divisiones ficticias entre el ser humano y la tecnología o el mundo animal: “lo hijos ilegítimos del
militarismo y del capitalismo patriarcal” (1991:256). Vinculado al orden capitalista y patriarcal
que se pretendía combatir, paradójicamente resultaba excepcional en términos políticos al existir la posibilidad de desviarle de su cometido original: “los bastardos son amenudo infieles a sus
orígenes. Sus padres, después de todo, no son esenciales”. Su impureza ontológica permite ir
más allá de la pretensión de una identidad plena, “verdadera” y natural. Para ella, la condición
impura, manchada, no es un obstáculo para la transformación perseguida, sino más bien una
oportunidad sobre todo para articular las luchas feministas y ecologistas, entre otras.
“Lasidentidades parecen contradictorias, parecidas y estratégicas (…) No existe nada en
el hecho de ser mujer que una de manera natural a las mujeres” (1991: 264). Esta afirmación
aleja a Haraway de toda concepción biologicista o determinista de la identidad y de “las mujeres”, pues no considera necesario asentarse en dichas posiciones para que la acción política sea
posible. Es más, no sólo no esindispensable sino que le parece un retroceso desmedido ya que si
radicalizamos las posiciones esencialistas rechazadas podemos terminar naturalizando las desigualdades de género que las feministas combaten desde la Ilustración. Luego, el rechazo a la
asociación de lo femenino con la naturaleza, tan común en el feminismo cultural, también se
encuentra en su propuesta sin que ello implique un nuevoantropocentrismo. No existe nada
solamente natural como tampoco únicamente “tecnológico” –cultural, digamos- sino que ese
compuesto es la realidad humana misma. Si la naturaleza ocupa algún lugar significativo en su
política, no es otro que el asociado al ecologismo.
Feminismo y Construcción de la Identidad de Género (URJC)
Lo anterior conduce al manejo de una concepción del sujeto que no sea“pre-existente”
sino el resultado único y particular de múltiples tecnologías y discursos. Las entidades cobran
sentido en la interacción con otras, generando una inevitable hibridación. Entonces, las disputas
entre las feministas en torno al “sujeto mujer” capaz de representar a todas las mujeres de
forma universal han perdido todo el sentido. Tocaría aceptar la irremediable contingencia de la
política...
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