Nombrar la mente
mente) PARTE 1
Nombrar la mente.
Kurt Danziger
Fuente: Danziger, K. (1997). Chap. 1: Naming the mind. In: Naming the
mind. How psychology found its language.
Psicologías alternativas
Hace muchos años, antes de que se hubiera oído acerca de los
paradigmas de Kuhn, pasé dos años enseñando psicología en una
universidad de Indonesia.Cuando llegué para hacerme cargo de mi
tarea descubrí que uno de mis colegas indonesios ya estaba dictando
un curso de psicología. Pero mientras mi materia era identificada en la
agenda como Psichologi, la suya era identificada por su equivalente
indonesio, ilmu djiwa. “Djiwa” significa “alma” o psique e “ilmu” es una
ciencia o una “logía”. De modo que allí había un equivalente local literalpero no estaba planeado que yo la enseñara. Pronto entendí por qué. Lo
que estaba enseñando mi colega no era psicología occidental, sino algo
basado en una amplia literatura local que tenía sus raíces en la filosofía
hindú con agregados e reinterpretaciones javaneses. Por lo tanto los
estudiantes tenían la opción de las dos psicologías, una occidental y
una oriental.
En ese momento, mepareció extraño. Después de todo, si ambos, mi
colega indonesio y yo, nos ocupábamos de la realidad psicológica, debía
haber algunos puntos de contacto, incluso convergencias, entre
nuestros campos. Seguramente nuestros modos de abordar esta
realidad eran muy diferentes, pero esa diferencia podía ser usada
constructivamente si podíamos combinar las características fuertes de
ambos. De modo que,sin pensarlo, sugerí, a mi colega que
consideráramos ofrecer seminarios conjuntos en los cuales cada uno
explicaría su abordaje de un grupo de temas de la psicología seguido de
un análisis de las diferencias. Muy cortésmente acordó con mi
propuesta y nos sentamos a discutir los temas que abarcaríamos en el
seminario. Allí fue donde empezaron los problemas. Prácticamente,
parecía no habertemas que fueran identificados como tales en mi
psicología y en la suya.
Por ejemplo, yo quería discutir el tema de la motivación y estaba
interesado en oír qué teorías podía aportar mi colega acerca de cómo
operan y se desarrollan los motivos. Pero él dijo que sería bastante
difícil para él, porque desde su punto de vista la motivación no era
realmente un tema. Los fenómenos que yo podíaagrupar
espontáneamente como “motivacionales” a él le parecían sólo una
colección heterogénea de cosas que no tenían nada interesante en
común. Esto, simplemente, no le parecía un campo que pudiera
reconocer como un buen candidato para una teoría unificada. Por
supuesto, algunos de mis ejemplos de fenómenos “motivacionales” le
recordaban problemas que sí consideró importantes y acerca de loscuales podría hablar, pero entonces, desafortunadamente no estaría ya
discutiendo la “motivación”. Se vería forzado a cambiar el tema. El tenía
algunos temas que podía sugerir, ¿qué tal si dedicábamos un seminario
a cada uno de ellos? Eso me desconcertó, no sólo porque sus temas no
sólo no me eran familiares sino que me era muy difícil seguir su
explicación. No me parecía que constituyerandominios naturales y las
preguntas a las que llevaban parecían estar basadas en supuestos que
yo no podía compartir. Entonces él señaló que yo también estaba
formulando supuestos qué el también encontraba difíciles de aceptar.
Al confeccionar nuestra lista de temas y al formular nuestras preguntas
acerca de ellos ambos estábamos dando muchas cosas por sentado,
pero el acuerdo acerca de quésería dado por sentado resultada difícil de
alcanzar. Se hizo evidente que si íbamos a tener un seminario conjunto
pronto se convertiría en una discusión acerca de problemas filosóficos,
no psicológicos. Esto no era lo que yo había pensado.
Tal vez la motivación no era un buen tema con el cual comenzar.
Intenté con otros: inteligencia, aprendizaje, etcétera. Pero el resultado
fue el mismo. Mi...
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