Outlander
Mundial, una joven pareja se reúne
por fin para pasar sus vacaciones en
Escocia. Una tarde, cuando pasea
sola por la pradera, Claire se acerca
a un círculo de piedras antiquísimas
y cae de pronto en un extraño
trance. Al volver en sí se encuentra
con un panorama desconcertante: el
mundo moderno ha desaparecido,
ahora la rodea la Escocia de 1734.
Diana GabaldonForastera
Forastera 1
ePub r1.4
jecanre 08.03.14
Título original: Outlander
Diana Gabaldon, 1991
Traducción: Carmen Bordeu
Editor digital: jecanre
Corrección de errores: adicta, deikisi,
princesa_ y omarlittle
ePub base r1.0
A la memoria de mi madre, que me
enseñó a leer.
Jacqueline Sykes Gabaldon
Siempre
desaparece
gente.
Preguntad a cualquier policía. Mejor
aún, preguntad a cualquierperiodista.
Las desapariciones son moneda
corriente para los periodistas. Las
jóvenes escapan de sus casas. Los niños
se pierden y jamás vuelven a verse. Las
amas de casa llegan al límite de sus
fuerzas y cogen el dinero de la comida y
un taxi a la estación. Financieros
internacionales cambian sus nombres y
se desvanecen en el humo de cigarros
importados.
Algunos
de
los
desaparecidos son encontrados,vivos o
muertos. Después de todo, las
desapariciones tienen explicaciones.
Casi siempre.
PRIMERA PARTE:
Invernesse, 1945
1. Un nuevo comienzo
No era un lugar dado a las
desapariciones, al menos a primera
vista. El establecimiento de la señora
Baird era igual a miles de pensiones en
Escocia en 1945: limpio y tranquilo, con
empapelado de flores desteñidas, suelos
relucientes y un calentador deagua a
monedas en el baño. La señora Baird
era regordeta y amable y no le
molestaba que Frank le llenara la salita,
decorada con rosas, de decenas de
libros y papeles con los que siempre
viajaba.
Me encontré con la señora Baird en
el vestíbulo. Me detuvo sujetándome del
brazo con su regordeta mano y me atusó
el pelo.
—¡Pero, señora Randall! No puede
salir así. A ver, déjeme peinarle ese
mechón.¡Así está mejor! ¿Sabe? Mi
prima se ha hecho una permanente nueva
que queda muy bien y se mantiene
perfecta. Tal vez deba probarla la
próxima vez.
No me animé a decirle que la
desobediencia de mis rizos era sólo
culpa de la naturaleza y no se debía a un
descuido de los peluqueros. Los
apretados bucles de la señora Baird no
demostraban tal perversidad.
—Sí, lo haré, señora Baird —mentí
—. Voy alpueblo a reunirme con Frank.
Regresaremos a la hora del té. —Salí y
emprendí el camino antes de que ella
pudiera detectar más defectos en mi
desordenada apariencia. Después de
cuatro años de enfermera del ejército,
disfrutaba de la ausencia de los
uniformes
y
del
racionamiento
permitiéndome el placer de usar
vestidos de algodón de colores vivos,
totalmente inadecuados para caminar
por lospastizales.
En realidad,
tampoco
había
planeado hacer muchas caminatas. Mis
ideas se acercaban más a dormir hasta
tarde por las mañanas y pasar largas y
tranquilas tardes en la cama con Frank,
sin dormir. No obstante, era difícil
mantener un espíritu romántico y
lánguido con la aspiradora de la señora
Baird zumbando al otro lado de la
puerta.
—Debe de ser la alfombra más sucia
de toda Escocia —habíaseñalado Frank
esa mañana mientras yacíamos en la
cama escuchando el rugido feroz de la
máquina en el pasillo.
—Casi tan sucia como la mente de
su dueña —convine—. Tal vez
deberíamos haber ido a Brighton. —
Habíamos elegido las tierras altas de
Escocia para disfrutar de unas
vacaciones antes de que Frank ocupara
su puesto de profesor de historia en
Oxford; el norte de Gran Bretaña se
habíaconservado apartado de los
horrores físicos de la guerra y era menos
susceptible a la frenética alegría de
posguerra que infectaba otros sitios de
veraneo más populares.
Y sin hablarlo, creo que ambos
pensamos que era un lugar simbólico
para recomenzar nuestro matrimonio.
Nos habíamos casado y habíamos
pasado una luna de miel de dos días en
Escocia, poco antes del estallido de la
guerra siete años...
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