Platon... Capitulo 9 El Tirano La Republica
El noveno libro de la República inicia con el deseo de Glaucón de exponer a profundidad la naturaleza y las diferentes especies de deseos existentes para todo ser humano. Ante esta petición, Sócrates responde que “entre los deseos y los placeres superfluos los hay que son ilegítimos. Estos deseos nacen en el alma de todos los hombres; pero en unos, reprimidospor las leyes o por otros deseos mejores, se desvanecen enteramente, gracias a la razón, o son débiles o son pocos en número; mientras que en otros, por el contrario, estos deseos son más numerosos y al mismo tiempo más fuertes”. Ante esto Sócrates diferencia a dos tipos de personas; a aquellas que mediante la razón dominan los deseos de estos placeres , y por ende resultan los que ven con másclaridad la verdad y aquellos que no logran dominar dichas pasiones y deseos, los cuales se acogerían a una alma tiránica, pues se ven sometidos a la búsqueda continua del placer, donde “ningún asesinato, ningún alimento indigno le causa horror; en una palabra, no hay acción, por extravagante y por infame que sea, que no esté pronta a ejecutar”
Ahora bien, luego se describe al hombre democrático comoaquel que es educado en su juventud por un padre avaro, que sólo estima los deseos interesados, cuidando poco de satisfacer los deseos superfluos. Al éste hombre democrático encontrarse con hombres frívolos los cuales lo inducen a los placeres superfluos, éste sentirá aversión por las lecciones enseñadas por su padre y se entregaría a la embriaguez y al libertinaje. Sin embargo, debido a que laíndole del demócrata era mejor que la de sus corruptores, y viéndose atraído por las dos direcciones opuestas, éste opta por un término medio: el de sucumbir ante la vida tanto de su padre como a la de sus corruptores, siguiendo las dos pero con moderación.
Dichos corruptores, le plantaran al joven un amor que preside a los deseos viciosos, y prontamente, todos los demás deseos se verán opacados poraquellos que llaman a la ambición, y ante eso se crea la tiranía del alma. Así, “escoltado por la demencia, extermina y arroja fuera de sí todos los deseos virtuosos, hasta que, después de haber borrado de su alma todo vestigio de pudor y de templanza, la ce henchida de un furor que no conocía antes.”
Ante esto se concluye que el hombre tirano es aquel quien la educación o la naturaleza o ambaslo han hecho un borracho, un enamorado y un loco.
Posterior a esto, se inicia a examinar el cómo vive el tirano. Se dice que para éste todo se volverá “fiestas, festines, juegos, francachelas y placeres de todo género, a que le arrojara todo el amor tiránico, que ha dejado penetrar en su alma y que dirige todas sus facultades.” Él cual también vería como, día y noche, nacen una multitud dedeseos, los cuales no podrán ni ser domados ni saciados, lo cual llevaría a que las rentas de aquella alma tiránica se vieran afectadas gravemente, lo cual lo llevaría a su vez a acudir a préstamos y a disipar su fortuna, siempre, sin haber saciado sus deseos.
Es al quedar en la ruina que el alma tiránica recurrirá a otros medios para financiar sus deseos insaciables, medios como el hurto y el engañocomo necesidad, pues si no, se verá despedazado por los más crueles dolores. A su vez, sentimientos de honor y de probidad que le habían sido inculcados en su infancia desaparecerán y serán substituidas por pasiones desenfrenadas, y se harán dueñas de su alma.
Posterior a esto se inicia a analizar que pasaría cuando en un Estado hay muchos ciudadanos de ese carácter, los cuales se aumentarían cadadía. La respuesta dada es que en tal caso, y apoyándose mediante un “populacho insensato”, darían al Estado por tirano a “aquel que de entre ellos que tiene más tiranizado a su corazón por las más fuertes e imperiosas de las pasiones.”
Se prosigue afirmando que “El mejor partido que el Estado puede tomar en tal caso, es no oponer ninguna resistencia; porque, si no, al menor movimiento que...
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