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El jesuita, misionero y sinólogo francés Henri Doré (1859-1931) publicó en 1926 un fascinante « Manual de supersticiones chinas » que abunda en detalles acerca de las prácticas funerarias y las apariciones de espíritus. Cuando el enfermo está a punto de expirar, cuenta Doré (que se refiere a usos y costumbres tradicionales), no es raro que se le quite la almohada porque esimperioso morir en paz y la palabra « paz » significa también « recto, horizontal ». La almohada, que pasa a ser considerada nefasta, se coloca sobre el techo de la casa para que se descomponga a la intemperie. El enfermo debe morir, de ser posible, con atuendos nuevos. Quien muere con prendas de pieles (o confeccionadas con pelos de animales o lanas) corre el riesgo de reencarnar en el cuerpo de unabestia. Por otra parte, el moribundo no debe ver sus propios pies o una maldición caerá sobre sus hijos.
Una de las más antiguas creencias fúnebres, de acuerdo con Doré, es el T’eou ts’i, el séptimo día después de la muerte. El alma del difunto es conducida a un estrado (wang-hiang) para que eche una última mirada a las cosas terrenales. Los familiares y amigos del muerto, vestidos de luto,forman en torno al ataud para demostrar que el lazo afectivo sigue en pie. Si el alma del muerto no está convencida de estos sentimientos a muerte en China
El jesuita, misionero y sinólogo francés Henri Doré (1859-1931) publicó en 1926 un fascinante « Manual de supersticiones chinas » que abunda en detalles acerca de las prácticas funerarias y las apariciones de espíritus. Cuando el enfermo está apunto de expirar, cuenta Doré (que se refiere a usos y costumbres tradicionales), no es raro que se le quite la almohada porque es imperioso morir en paz y la palabra « paz » significa también « recto, horizontal ». La almohada, que pasa a ser considerada nefasta, se coloca sobre el techo de la casa para que se descomponga a la intemperie. El enfermo debe morir, de ser posible, con atuendosnuevos. Quien muere con prendas de pieles (o confeccionadas con pelos de animales o lanas) corre el riesgo de reencarnar en el cuerpo de una bestia. Por otra parte, el moribundo no debe ver sus propios pies o una maldición caerá sobre sus hijos.
Una de las más antiguas creencias fúnebres, de acuerdo con Doré, es el T’eou ts’i, el séptimo día después de la muerte. El alma del difunto es conducida aun estrado (wang-hiang) para que eche una última mirada a las cosas terrenales. Los familiares y amigos del muerto, vestidos de luto, forman en torno al ataud para demostrar que el lazo afectivo sigue en pie. Si el alma del muerto no está convencida de estos sentimientos a muerte en China
El jesuita, misionero y sinólogo francés Henri Doré (1859-1931) publicó en 1926 un fascinante « Manual desupersticiones chinas » que abunda en detalles acerca de las prácticas funerarias y las apariciones de espíritus. Cuando el enfermo está a punto de expirar, cuenta Doré (que se refiere a usos y costumbres tradicionales), no es raro que se le quite la almohada porque es imperioso morir en paz y la palabra « paz » significa también « recto, horizontal ». La almohada, que pasa a ser consideradanefasta, se coloca sobre el techo de la casa para que se descomponga a la intemperie. El enfermo debe morir, de ser posible, con atuendos nuevos. Quien muere con prendas de pieles (o confeccionadas con pelos de animales o lanas) corre el riesgo de reencarnar en el cuerpo de una bestia. Por otra parte, el moribundo no debe ver sus propios pies o una maldición caerá sobre sus hijos.
Una de las másantiguas creencias fúnebres, de acuerdo con Doré, es el T’eou ts’i, el séptimo día después de la muerte. El alma del difunto es conducida a un estrado (wang-hiang) para que eche una última mirada a las cosas terrenales. Los familiares y amigos del muerto, vestidos de luto, forman en torno al ataud para demostrar que el lazo afectivo sigue en pie. Si el alma del muerto no está convencida de estos...
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