Practica docente
Herbert
Marcuse
Ensayos sobre
política y cultura
PLANETA-AGOSTINI
El nombre de Herbert Marcuse se hizo repen-
tinamente famoso en los años sesenta. De pronto,
este filósofo alemán, que había obtenido hacía
años la ciudadanía estadounidense, apareció en las
páginas de los periódicos como uno de los teóricos
representantes del movimientoestudiantil de aque-
lla época. «Creo que los estudiantes —dijo enton-
ces— se rebelan contra nuestro modo de vida, que
rechazan las ventajas de esta sociedad, así como
sus males, y que aspiran a un modo de vida radi-
calmente nuevo: a un mundo donde la concurren-
cia, la lucha de las personas entre ellas, el enga-
ño, la crueldad y la represión no tendrían razón
de ser.»
Era la afirmacióndel poder contestatario de las
minorías en el seno de las sociedades del bienestar.
Para Marcuse, la rebelión contra el autoritarismo
encubierto en el orden democrático burgués —lo
que él denominó «tolerancia represiva»—, la crí-
tica de los valores de la sociedad de consumo, la
lucha por una liberación erótica que debía cumplir
III
la promesa de Rimbaud de cambiar la vida, sólopodían ser llevadas a cabo por los estratos sociales
situados extramuros del sistema: los intelectuales y
los estudiantes, con una conciencia crítica de los
valores ideológicos del sistema, y las capas de des-
heredados, los miserables de la sociedad opulenta.
No se crea por eso que Marcuse viera en estas
capas marginales una nueva clase social capaz de
constituirse como el nuevo sujetohistórico que ha
de transformar radicalmente la sociedad. Esta
transformación, en el pensamiento marcusiano,
únicamente es posible desde los países oprimidos
del llamado Tercer Mundo. Marcuse fue en todo
momento plenamente consciente de los límites de
esos estudiantes de Berkeley, Berlín o París. Y, sin
embargo, apoyó esas formas de rebelión estudiantil
porque rompían, ni que fuera de modovolunta-
rista, los rígidos esquemas de una sociedad que él
mismo tildó de «unidimensional». Habían en esa
actitud del filósofo dos razones de peso que la ex-
plicaban ampliamente.
En primer lugar, Marcuse fue el más combativo
de los pensadores que integraron la llamada Es-
cuela de Frankfurt. Ya en su juventud, asistió al
levantamiento espartaquista y al fracaso de la
revolución alemana,siendo por aquel entonces
miembro del Partido Socialdemócrata Alemán. A
lo largo de su carrera académica en Estados Unidos
tuvo que enfrentar grandes dificultades. Así, en
1954, en plena campaña de brujas desencadenada
por el senador McCarthy, «se refugió» en Bran-
IV
deis, una universidad provinciana en la que un pen-
sador marxista como él podía pasar más desaper-
cibido. En estasituación se mantuvo alrededor de
diez años, hasta que la publicación de El hombre
unidimensional, obra en la que criticaba sin am-
bages a la sociedad norteamericana, comprometió
su status profesional en Brandeis y se quedó sin
trabajo.
Su estancia en la Universidad de Berkeley tam-
bién quedó comprometida por su aprobación pú-
blica de la revuelta estudiantil. Marcuse fue enton-
cesamenazado de muerte por un grupo de la ex-
trema derecha. El gobernador de California era en
aquellos momentos Ronald Reagan, y el filósofo
de origen alemán terminó por perder su empleo.
Ahora bien, más allá de este carácter militante,
la actitud de Marcuse en favor de la rebelión de los
estudiantes y de los marginados halla su razón en
el núcleo mismo de un pensamiento que concede
unaimportancia trascendental al aspecto subjetivo
de la revolución. «Creo que el desarrollo de la con-
ciencia es hoy de hecho una de las tareas capitales
del materialismo revolucionario», afirmó Marcuse
en los años en que su nombre aparecía en los pe-
riódicos como inspirador del movimiento estudian-
til radical de América y de Europa. Pero esta afir-
mación venía de lejos, no era, en modo...
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