resumen guardate de los idus
del centro. A lrededor había otras casas tan antiguas y decrépitas com o la que com pré, flanqueadas por un m ontón de naves industriales, de em presas de transportes y cocheras de autobuses. U n paisaje bastante desolado, por m ucho que se hubiera intentado renovar el barrio. Sin em bargo, en dom ingo los portones de las em presascerraban, los cam iones desaparecían y se respiraba una inusitada tranquilidad.
Supongo que la filosofía del asunto residía en intentar organizarse m ejor, tener plantas en el jardín trasero y com er caliente alguna vez. A unque pulsiones m ás profundas palpitaban en el interior
de aquella decisión. Poseer una casa de planta era com o echar una soga hacia un poste, am arrarse a la tierra,enraizar. U na prem isa que condicionaba todo lo dem ás, com o lo condiciona ser rubio, ser feo o haber nacido en Japón. Para todo proyecto de altura no hay m ás que concebir previam ente un decorado; el resto suele ser una serie ininterrum pida de consecuencias hacia el final feliz.
Los albañiles se pasaron seis m eses reform ando interiores y, para cuando acabaron, m is escasos ahorros sevieron dilapidados en cosas tan aparentem ente absurdas com o m arcos de ventana y conducciones de gas. La policía no gana
m ucho dinero, de m odo que volver a reunir alguna cantidad era algo lejano e im posible, una m era ilusión. Estaba satisfecha, sin em bargo, porque en conjunto todo había quedado bastante bien. El día antes de m udarm e estuve exam inando el resultado; tenía un aspectosólido y cotidiano: alegres puertas pintadas de blanco, buena luz… En la cocina destacaban los arm arios hechos a m edida y un prim oroso fogón antiguo, respetado entre los detalles de la rem odelación. Junto a él, m andé instalar una encim era de placas vitrocerám icas que era el últim o grito tecnológico. A llí cocinaría recetas
com plicadas, guisos que im pacientarían hasta a las abuelas, ollaspodridas y potajes de los que necesitan un día entero de cocción. D iría adiós en lo posible a la com ida precocinada, la pizza telefónica, el hot-dog, los tacos m exicanos y el chop-suey envasado en tarrina plástica individual. D ejaría de salir a cenar a restaurantes a la m ínim a ocasión. U n cam bio es un cam bio y, contra lo que se cree, debe em pezar por las m inucias, caldo cultivador detodo fondo existencial profundo.
Pepe m e ayudó con la m udanza; era inevitable, m e ayudó. Sabía que no hubiera debido dejarlo acercarse a m i
nueva casa, pero pensé que tem er a aquellas alturas su presencia era infantil, así que m e ayudó. D e cualquier m odo, nos habíam os separado en unos térm inos
tan am istosos que no aceptar su
ofrecim iento hubiera sido una
incorrección,casi una vulgaridad. Se
presentó vestido com o siem pre: tejanos raídos, un jersey, las gafas resbalándole sobre el puente de la nariz. N oté un estrem ecim iento al ver su pinta sencilla propia de su extrem a juventud. ¿C óm o pude haberm e casado con aquel hom bre tan joven, tan desvalido, casi un m uchacho? y, sobre todo, ¿cóm o podía haberlo hecho siendo ése m i segundo
m atrim onio yproviniendo de un prim ero turbio, difícil, que acabó en divorcio sangriento y doloroso? Los especialistas policiales del departam ento psicológico hubieran tenido m ucho que decir. Sólo que estaban dem asiado ocupados resolviendo casos com o para opinar sobre tem as privados. Tam poco se m e hubiera ocurrido consultarles. Si había acabado haciéndom e policía era para luchar contra la reflexión que...
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