sexo y ciencia
Pere Estupinyá
Una mirada a la investigación científica de la sexualidad humana y sus sorprendentes resultados.
Era noviembre de 2008 y estaba paseando por la sesión de carteles científicos del congreso de la Sociedad de Neurociencia, en Washington, D.C. Soy bioquímico y empecé mi doctorado en genética, pero lo abandoné hace ya más de 10 años para dedicarmeexclusivamente a la comunicación de la ciencia. ¿Por qué? En parte porque si hubiera sido investigador, en ese congreso de neurociencia me habría dedicado a ir sólo a las sesiones relacionadas con mi trabajo, mientras que siendo comunicador podía dedicarme a explorar cualquier tema nuevo que me despertara curiosidad.
Con esa filosofía, disfruté deambulando entre los jóvenes científicos que anunciabancon carteles conferencias de temas como optogenética, enfermedad de Alzheimer, tristeza, células madre, memoria, dopamina, y pararme unos minutos a hacerles preguntas. En eso andaba una tarde cuando me topé con un cartel cuyo título, sin saberlo yo, iba a ser el detonante de una gran aventura: "Estimulación del clítoris induce activación de proteínas Fos en el cerebro de la rata".
¿Estimulacióndel clítoris de una rata? ¿Era realmente lo que yo estaba imaginando? Pues sí. Me quedé unos segundos plantado frente al cartel mirando la foto de una rata (deduzco que hembra) y leyendo descripciones de sus genitales y de las hormonas relacionadas con el deseo sexual, y luego me acerqué a la joven científica que estaba de pie frente al cartel. "Mayte Parada", decía su identificación. Con unaexpresión muy seria le dije: "Hola, me llamo Pere Estupinyà y soy periodista científico. Tengo una pregunta: ¿tú estimulas el clítoris de las ratas?". "Sí", respondió Mayte con serenidad. "¿Te puedo preguntar cómo?", continué. "Hay varias técnicas y cada investigador tiene su preferida. Yo utilizo un pincel y hago roces breves y rápidos cada varios segundos en lugar de fricciones constantes, porqueasí es como copulan las ratas".
Me imagino que en este momento ustedes tendrán la misma reacción que yo: tomárselo a broma, pensar "¿y eso para qué sirve?" y dudar de que el sexo se pueda estudiar científicamente, ¡y con ratas! Mayte intuyó mi escepticismo y me dijo algo así: "Hay muchas personas con problemas sexuales y la ciencia y la medicina están obligadas a estudiarlos como cualquier otrafunción de nuestro organismo. No sé por qué te extraña más leer un trabajo científico sobre el sexo que sobre la capacidad de concentración o la fuerza atlética, por ejemplo. Quizá —como a muchas otras personas— te sorprende que se estudie con ratas. Pero déjame que te diga que, en cuanto al desarrollo básico de los genitales y del sistema nervioso, no somos tan diferentes de las ratas ni de otrosanimales. Yo no estudio el comportamiento 'psicológico', sino la química que hay detrás del deseo sexual. Como la mayoría del resto de los animales, una rata hembra sólo quiere sexo si está ovulando, pero las ratas no tienen calendarios ni pueden hacer cálculos.
Es una química interna la que hace que se sienta excitada y tenga comportamientos de cortejo. Esa química interna también la tenemosnosotros, y aunque parezca sorprendente, en pleno siglo XXI todavía no la hemos comprendido del todo. Lo que hago es dar diferentes combinaciones de testosterona, prolactina, progesterona y estrógenos a las ratas para ver en qué condiciones les gusta más que les estimulen el clítoris. Muchas mujeres tienen problemas de deseo por aspectos psicológicos o de pareja, pero en ocasiones hay causasfisiológicas ocultas, y la nueva medicina sexual las empieza a contemplar".
Me quedé estupefacto. Era lo más interesante que había escuchado en el congreso. Estuve varios minutos más charlando con Mayte no sólo de hormonas, sino también del origen de los fetichismos, los cambios sociológicos en la sexualidad debido a Internet, vestirse inconscientemente con ropa más sugerente durante la ovulación,...
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