Teologia
EL HOMBRE COMO PROBLEMA
¿Dónde está el orgullo? Quedó excluido (Romanos, 3, 27).
Dios existe.
Por sí sola, esta afirmación polariza la vida del creyente. Crea una perspectiva ontológica. Sitúa a los restantes seres en la vecindad de la nada. Aun cuando se trate de un dios lejano, remoto, que no se cuida del mundo, de un dios cruel incluso, la contemplación de su Ser se convierte en lamás importante tarea de la vida humana. Para el hombre religioso, todas las discusiones sobre cuál sea la influencia de la fe en el progreso y la felicidad del hombre tiene una importancia muy secundaria. Aunque hubiera que admitir que la fe desvaloriza al mundo, hace perder interés en la existencia terrena, favorece la inactividad técnica, provoca conflictos psíquicos insolubles, talescomprobaciones nada contarían frente a esa afirmación suprema: Dios existe.
Dios penetra en la historia.
Aceptar esta segunda afirmación equivale a admitir no sólo que el cosmos no es antropocéntrico, sino que tampoco lo son ni la historia colectiva ni la biografía individual del hombre. El acontecer aparece más como dado que como hecho. Que, a consecuencia de ello, la historia se hicieraincomprensible, e incluso que caminase a la catástrofe de lo humano, apenas contaría frente a la certeza de que Dios está próximo.
Una exposición del pensamiento religioso que elija como criterio didáctico el de categoría ontológica debe comenzar por la meditación sobre el misterio divino. Y a su luz, exponer una visión religiosa del cosmos y del hombre. Tal fue el criterio dominante en las Sum-masmedievales.
Pero una exposición religiosa redactada por un hombre es un hecho humano. Supone que el hombre se interesa por las realidades religiosas, se pregunta sobre ellas, piensa en ellas, habla de ellas. Tales hechos son infinitamente menos importantes que cualquier afirmación sobre Dios. Pero son hechos previos y condicionantes de la tarea de ponerse a escribir o a leer una exposición dedoctrinas religiosas. Desde ese punto de vista está, pues, justificado que un tratado de religión comience interesándose por el hecho mismo de que el hombre se preocupe por la religión, por lo que la religión significa para el hombre.
Por otra parte, mientras que para el semita antiguo o para el europeo medieval lo divino era una experiencia anterior a la de la propia subjetividad, para el hombremoderno, al parecer de modo definitivo, como para el hombre del clasicismo grecorromano, la conciencia de sí es anterior al conocimiento de Dios; y, antes de preguntarse por Dios mismo, se pregunta por su necesidad de Dios.
Pero es que, además y ante todo, se trata aquí de una exposición de la teología cristiana. Y la religión bíblica no se presenta como una especulación sobre la naturalezadivina, sino como una salvación, una sote-riología. Ya el Dios del Antiguo Testamento es un Dios Salvador. Y en el Nuevo, las palabras «salvar», «salvación» y «salvador» aparecen en casi doscientos pasajes. El nombre mismo de Jesús significa «Dios salva»:
Ahora bien: si la Biblia pretende anunciar la salvación del hombre, es claro que, recíprocamente, concibe al hombre como un ser en peligro,amenazado, y no como un ser seguro, macizo, firmemente anclado en el existir. Para comprender, por tanto, en qué sentido pretende el cristianismo salvar al hombre hemos de comenzar meditando en esta condición amenazada de la naturaleza humana.
Y, en efecto, el más sistemático de los libros de la Biblia, el que más se asemeja a un tratado teológico, la Epístola a los Romanos de San Pablo, sigueprecisamente este mismo método: comienza considerando la situación dramática de los hombres todos, paganos y judíos, para exponer después la intervención salvadora de Jesús.
Pero es que, con ello, satisfacemos también una exigencia metodológica del pensamiento científico contemporáneo: la previa justificación suficiente del estudio emprendido. ¿Responde la investigación teológica a unos...
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