The Cobbler
Cuando crees que has visto todo de Adam Sandler pero decides darleuna nueva oportunidad para sorprenderte, sabes que es mucho más probable que termines viendo una película sosa en la que, por razones inexplicables, su pareja es una hermosa mujer. El de “Zapatero a tusZapatos” (“The Cobbler”) no es el caso.
Sandler interpreta a Max, un judío sin ningún sueño ni posibilidad de superarse que se dedica a trabajar en el oficio de su padre y su abuelo: es un zapatero.Su tienda es muy concurrida por diferentes tipos de personas, de todos los estratos sociales y razas.
Sin nada que hacer, Max decide probarse unos zapatos que llegan a sus manos y, para su sorpresa,cobra el aspecto del dueño original. Un judío sin aspiración alguna (Dustin Hoffman) que tiene la capacidad de vivir las vidas de todos sus clientes. Esto volvería loco a cualquiera y el zapatero nofue la excepción.
Obviamente no es el mejor trabajo de Adam Sandler, aunque se sale un poco de lo que nos tiene acostumbrados. Su personaje es más semejante a lo que presentó en “Spanglish”, unpayaso triste y frustrado con pinceladas de comedia absurda. Sin duda, es mejor al fracaso de “Jack y Jill” (“Jack and Jill”) o la demás letanía de comedias inverosímiles presentadas por el actor.
Sinembargo, la trama decepciona pero a la vez sorprende. A lo largo de la hora y media de duración lleva al espectador a una historia que, parece, concluirá con un gran mensaje de vida. La música ayuda apensar que se trata de una fábula en la que los protagonistas son unos curiosos seres que nos darán una entrañable moraleja, lamentablemente no es así.
Los giros sorpresivos pero ridículos del guiónhacen que esta cinta carezca de un rumbo fijo. Es difícil observar lo que Thomas McCarthy pretende, no necesariamente porque utilice recursos cinematográficos buenos, sino todo lo contrario. Da la...
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