Trabajo Cromwell
Oliver Cromwell
Miguel González Trugeda
Documentación Informativa
1ºD Periodismo
Oliver Cromwell, la sombra del absolutismo
El fracaso de la historia, como elemento aleccionador de la vida humana suele radicar en el desmedido afán de ciertos sectores sociales por exacerbar símbolos y personajes, más allá de lorazonablemente necesario y deseable. Un ejemplo es Oliver Cromwell, el político y militar inglés, aun habiendo sido poco de ambas cosas, al que el imaginario colectivo ha colocado, quizá no tan merecidamente, como el héroe nacional y europeo que izó la bandera del republicanismo, como símbolo de la lucha contra los gobiernos absolutos, abriendo paso a una nueva era, que desembocaría en estados marcados porla defensa de la sociedad civil.
Desde obras literarias como las “crónicas parlamentarias” de Allen Prescott, hasta el “Cromwell” cinematográfico de Ken Hughes, nos han trasladado la imagen de un Cromwell atormentado por la incomprensión de algunos, la envidia y el recelo de otros y la exaltación de la mayoría, como el campeón que derrotó al tirano, en aquellas impagables interpretaciones deRichard Harris y Alec Guinness, que investigaban en el lado humano del héroe que sacrificó su vida por Inglaterra. Todo muy en la línea elogiosa del héroe solitario tan propia de la cultura anglosajona, y que ya había cultivado Theo Frenkel en 1911.
Sin embargo, como exponía Christopher Hill en su imprescindible “The Century of Revolution”, las dudas sobre el papel real de Cromwell en la transición dela era absolutista a los estados contemporáneos es, cuando menos, discutible, teniendo en cuenta que el discurrir de la historia ya apuntaba, desde tiempo atrás, pasos ineludibles hacia el derrumbe de un absolutismo muy frágil y voladizo, con o sin Cromwell.
Y es que todo, como ha demostrado Sayles en su “The mediaeval foundations of England”, la Inglaterra de la Edad Moderna se aleja de lospatrones de interpretación y evolución de la historia europea, por lo que aplicar estas categorías históricas a la interpretación del papel político de Cromwell, resulta, al menos, arriesgado.
Fundado bajo el particularismo físico de una isla de modestas dimensiones, Inglaterra había alcanzado, mucho antes de nuestro protagonista, un nivel de desarrollo político considerable, ya desde le medievo,observable en la pujanza que su conquista de vastas extensiones continentales, durante la Guerra de los Cien Años demostraba. Una pujanza sostenida en una clase nobiliaria muy uniforme y compacta, y un tejido urbano vigoroso, amparado en la protección real y los privilegios económicos, en la más pura tradición anglosajona. Unos hechos que conviene recordar a aquellos que blanden la figura deCromwell como campeón del poder representativo, sin caer en la cuenta que desde los tiempos de Eduardo III, Inglaterra poseía un sistema parlamentario que, a diferencia del continente, no solo establecía la representación estamental, sino que acumulaba un amplio poder de control legislativo, no así fiscal, sobre el monarca. El sistema encontraba su justificación en la falta de amenazas locales en elreino, y en las facilidades de gobierno de un espacio territorial reducido. Si a ello unimos que, como defiende J.P. Cooper en “Differences between English and continental governments in early seventeenth century”, la pervivencia de los tribunales consuetudinarios, como las asambleas jurídicas tradicionales, bloquearon sistemáticamente el desarrollo de una
justicia nobiliaria jurisdiccionalextensa, y de un sistema de magistrados reales, nos encontramos ante el hecho de que estos contrarrestos al poder real introducían una embrionaria diferenciación de poderes (ejecutivo amplio para el rey, limitativo de la legislación en el parlamento y autonomía judicial en algunos ámbitos), tres siglos antes de nuestro “héroe”.
En este marco de circunstancias, y como acertadamente aprecia...
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