Tratado de los delitos y las penas
CESAR BONESANO MARQUÉS DE BECCARIA
ANÁLISIS
Capítulo I. Origen de las penas.
Una vez instaurada la sociedad humana y nombrado el administrador de la soberanía, resultaba necesario resguardar tal depósito de las posibles usurpaciones de las demás personas. Por tanto se necesitaban motivos sensibles que fuesen suficientes para disuadir a las personasde sus abusivos instintos naturales, resultando tales motivos sensibles en penas establecidas en contra de los infractores de la ley.
Capítulo II. Derecho de castigar.
El soberano tiene capacidad de castigar los delitos en función del depósito voluntario del que ha sido favorecido siempre considerando la siguiente premisa: “todo acto de autoridad de hombre a hombre, que no se derive de laabsoluta necesidad, es tiránico”, y mientras más justas sean las penas, más seguridad y libertad el soberano proporciona a sus vasallos. Es de observarse que todos desearíamos no ser sujetos de la ley sino en la porción más pequeña de libertad personal que sea posible, dicho de otro modo “Hágase la voluntad de Dios en los bueyes de mi compadre”
Capítulo III. Consecuencias.
Bonesano encuentra tresconsecuencias directas derivadas del principio invocado en el capítulo anterior; a saber: 1) los magistrados están impedidos a imponer penas que no estén precisamente estipuladas en la ley; 2) el soberano, representante de la sociedad, está impedido para calificar la verdad de los hechos posibles constitutivos de una conducta ilícita, lo que determina la necesidad de un magistrado que juzgue; y 3)cuando probase ser la atrocidad de las penas, si no inmediatamente opuesta al bien de la comunidad e impedir la comisión de los delitos, a lo menos podríamos señalarla inútil.
Capítulo IV. Interpretación de las leyes.
En este capítulo el autor continúa con las consecuencias anteriores. 4) la autoridad de interpretar las leyes penales no puede otorgársele a los jueces dado que éstos no sonlegisladores, por lo que están impedidos para conocer el espíritu profundo de la ley, siendo el soberano el único preparado para tal empresa. Esto se explica simplemente porque la intención de la norma no puede dejarse al ánimo, humor, estado de salud ó relación del juzgador con el reo o con el ofendido. Los jueces deberán constreñirse a una observancia literal y rigurosa de la norma al momento de suaplicación.
Capítulo V. Oscuridad de las leyes.
La oscuridad de las leyes obliga a su interpretación. Por tanto, la utilidad de la imprenta al estampar las leyes en un documento escrito las aleja de los vicios de las costumbres y la siempre cambiante tradición oral: “sin leyes escritas no tomará jamás una sociedad forma fija de gobierno”.
Capítulo VI. Proporción entre los delitos y laspenas.
No sólo interesa a la sociedad que no se cometan delitos sino que sean los menos frecuentes aquellos que más dañan a la sociedad, por lo que las transgresiones que afecten en mayor o menor medida a la colectividad deberán ser castigadas de modo que se retraiga a los hombres a la comisión de tales conductas, implantando penas que sean retributivas y preventivas de manera proporcional al dañocausado. Cuando exista una pena igual para dos delitos que ofenden de modo dispar a la sociedad, siempre se optará por aquella conducta más grave al no existir amenaza mayor en caso de su comisión.
Capítulo VII. Errores en la graduación de las penas.
“La verdadera medida de los delitos es el daño hecho a la sociedad, y por esto han errado los que creyeron serlo con la intención del que loscomete” Con esta aseveración, Bonesano se confirma como un severo defensor del derecho penal del acto, atacando frontalmente a aquellos que enarbolan como válido el derecho penal del autor ya que asegura que, en caso de que así fuere, sería necesario formar códigos particulares para cada persona y delito.
Capítulo VIII. División de los delitos.
Bonesano nos muestra una clasificación de lo...
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