Un merecido silencio i
En una ciudad en la que la música parece no descansar, puede pasar desapercibido para el turista y para el soteropolitano, habitante de Salvador, el agradecido silencio de un espacio singular como es el Cementerio de los Ingleses. Se encuentra situado en la ladera de la Barra, paso obligado para quien va oviene de una de las zonas de playa más populares de la capital, el Puerto y el Farol de la Barra. Recientemente abierto al público, en Julio de 2006, se ha recuperado físicamente el cementerio y se ha contribuido a preservar un fragmento más de la historia de Bahía, una historia más diversa y compleja de lo que se piensa, en la que no sólo existen el Carnaval y su versión musical de Axé Music.Cerrado durante algunos años después de un creciente deterioro por falta de mantenimiento y por su intensa utilización como sede de un proyecto social desde la década de los 90, el proceso de restauración y puesta en valor se ha concentrado en la recuperación de las lápidas, el estudio documental, la intervención paisajística, la apertura de una capilla para el culto y la adecuación de un pequeñoámbito expositivo y de recepción. Pese a hablarse específicamente de “Museo al aire libre”, de hecho ya existe en otros lugares del mundo cierta tradición en la adecuación de cementerios de diferentes épocas y culturas para la visita pública, no puede considerarse que este estatus se haya alcanzado plenamente. Las infraestructuras disponibles y los propios objetivos de conservación, investigación ydivulgación que caracterizan a toda institución museística no se dan aquí.
Se encuentra por el momento en la fase de conservación y freno de la degradación, aunque no al 100%, como reflejan algunas lápidas rotas, y otras aún en busca de ubicación más adecuada. Tampoco se ha producido un material divulgativo adecuado, ni de mano, un folleto sencillo que explique el porqué de este cementeriopara la población inglesa en ese lugar, que permita entender al visitante qué es un cementerio a la inglesa, quiénes eran esas personas enterradas allí, o si existe alguna relación con la población actual. Más allá de indicar los datos sobre su creación a comienzos del siglo XIX a pedido del cónsul británico en representación de un nutrido grupo de comerciantes británicos ya establecidos enSalvador. Si bien es cierto que no es nada desdeñable el número de visitas recibidas, unos 400 visitantes en los siete meses de entrada libre, y que el acceso a la página Web ha permitido fomentar el interés por ese fragmento de la historia de Salvador y también por la genealogía. Algo muy frecuente en la tradición anglosajona, por lo que no es de extrañar que en muchos centros de visitantes se faciliteeste tipo de búsqueda y se valoren las biografías de inmigrantes y viajeros de sus colonias.
En relación en concreto con el lugar, destaca su ubicación privilegiada, con una magnífica vista de la Bahía de todos los Santos. Llama la atención el mantenimiento de una estética, en cierto modo, de “ruina romántica tropical”, con la exuberante vegetación invadiendo en parte este espacio de descansoy silencio.
El potencial interpretativo es considerable, por la riqueza de contenidos aún por explorar, desde el punto de vista de la historia social y económica, así como de la historia oral, a partir de testimonios de los descendientes de los ingleses y también de otras nacionalidades en él enterrados, y la historia del arte, teniendo en cuenta las decoraciones de las lápidas, latransformación del paisaje natural. Este tipo de investigación, sobre creación y re-creación de jardines y paisajes en contextos coloniales, conforme los moldes de los recién llegados procedentes de otras culturas tiene gran tradición en el ámbito anglosajón. Como en el caso de los ingleses en Australia. Tampoco pueden olvidarse las ricas aportaciones que desde la historia de la medicina se pueden...
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