¡Viven! La tragedia de los Andes.
La tragedia de los Andes
Piers Paul Read
Título del original ingles, Alive: The Story of the Andes Survivors
Traducción, Arturo Sánchez
Cubierta, G=A
Círculo de Lectores, S.A.
Edición no abreviada
Calle 57, 6-35, Bogotá
Licencia editorial para Círculo de Lectores
por cortesía de Editorial Moguer
© Piers Paul Read, 1974
Queda prohibida su venta a toda persona
© EditorialNoguer, S.A., 1974
que no pertenezca a Círculo
Impreso y encuadernado por
Editorial Printed Colombiana Ltda.
Calle 64, 88A-30
Bogotá 1984
Printed in Colombia
1
Que nadie tiene amor más grande
que el que da su vida por sus amigos.
SAN JUAN,
15,13
Decidimos que debía escribirse este libro para que se conociese la verdad, por los
muchos rumores que corrieron sobre lo que pasó en lacordillera. Dedicamos la
historia de nuestros sufrimientos y solidaridad a aquellos amigos que murieron por
nosotros, y también a sus padres porque, cuando más lo necesitábamos, nos
recibieron con amor y comprensión.
Pedro Algorta
Roberto Canessa
Alfredo Delgado
Daniel Fernández
Roberto François
Roy Harley
José Luis Inciarte
Javier Methol
Álvaro Mangino
Carlos Páez
FernandoParrado
Ramón Sabella
Adolfo Strauch
Eduardo Strauch
Antonio Vizintín
Gustavo Zerbino
Montevideo, a 30 de octubre de 1973
2
AGRADECIMIENTO
Varias personas me ayudaron a escribir este libro, especialmente Edward
Burlingame, de la, editorial J.B. Lippincott, que fue el primero en sugerirme que
debería escribirlo.
Mis investigaciones en Montevideo las dirigieron dos periodistasuruguayos. El
primero fue Antonio Mercader y recurrí a él por recomendación del Club de los Old
Christians. No sólo me proporcionó los complejos detalles de la contratación del
avión por los padres de los jóvenes, sino también material de incalculable valor
sobre el pasado de los supervivientes. El segundo periodista fue Eugenio Hintz,
que recopiló todo lo referente a lo que hicieron las institucionesoficiales uruguayas
y chilenas. También debo mi gratitud a Rafael Ponce de León y a Gérard Croiset Jr.
que me informaron en el papel que desempeñaron en la búsqueda del Fairchild, a
Pablo Gelsi, que fue mi intérprete, y al doctor Gilberto Regules, por su consejo y
amistad.
En Londres me ayudaron en la transcripción de las cintas magnetofónicas y en la
clasificación del considerable materialque adquirí en Uruguay, Georgiana Luke
primero y más tarde Kate Grímond en investigaciones posteriores.
Me ayudaron a escribir el libro el editor y los dieciséis supervivientes. A veces,
estuve tentado de novelar algunos pasajes de la historia para darle mayor
dramatismo, pero al final, decidí que los hechos desnudos eran suficientes para
sostener la narración. Con la excepción de algúncambio en la forma del diálogo,
nada hay en éste que no sea la verdad tal y como me la contaron aquellos que
tuvieron alguna relación con el caso.
A ellos, finalmente, estoy más agradecido. Donde quiera que fui en Uruguay me
recibieron con «esa cortesía íntima y singular educación nativa» con la que W. H.
Hudson se encontró en el mismo país hace más de cien años. Yo la encontré en las
familiasde los que murieron, en las familias de los supervivientes y sobre todo en
los supervivientes mismos, que me trataron con una cordialidad excepcional,
candor y confianza.
Cuando regresé, en octubre de 1973, para enseñarles el manuscrito de este libro,
algunos de ellos quedaron desilusionados por la forma en que he presentado su
historia. Creen que la fe y la amistad que sintieron en lacordillera no aparece en
estas páginas. Nunca fue mi intención desestimar estas cualidades, pero quizás
esté más allá de la habilidad de cualquier escritor expresar la propia apreciación de
la experiencia que vivieron.
P. P. R.
3
PREFACIO
El 12 de octubre de 1972, un avión Fairchild F-227 de la Fuerza Aérea Uruguaya,
alquilado por un equipo amateur de rugby, despegó de Montevideo, en...
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