167151969 7047829 HOUELLEBECQ MICHEL Ampliacion Del Campo De Batalla

Páginas: 138 (34496 palabras) Publicado: 1 de septiembre de 2015
Michel Houellebecq

Ampliación del campo
De batalla
Traducción de Encarna Castejón

EDITORIAL ANAGRAMA
Barcelona

1

Titulo de la edición original
Extension du domaine de la lutte
Maurice Nadeau
París, 1994

2

Primera Parte

3

1
Está entrada la noche, el día se acerca.
Despojémonos pues de las obras de las tinieblas,
Y revistamos las armas de la luz.
Romanos, XIII,12
Me invitaron el viernespor la noche a una reunión en casa
de un compañero de trabajo. Eramos por lo menos treinta,
todos ejecutivos de nivel medio entre los veinticinco y los
cuarenta años. En un momento dado, una imbécil empezó a
quitarse la ropa. Se quitó la camiseta, luego el sujetador,
luego la falta, poniendo todo el rato unas caras increíbles.
Siguió girando en bragas durante unos segundos y luego
empezó avestirse otra vez, ya que no se ole ocurría otra
cosa. Por otro lado, es una chica que no se acuesta con
nadie. Lo cual subraya lo absurdo de su comp0ortamiento.
Después de mi cuarto vaso de vodka, empecé a sentirme
bastante mal, y tuve que tumbarme sobre un montón de
cojines detrás del sofá. Poco después, dos chicas se sentaron
en ese mismo sofá. Dos chicas nada guapas, de hecho los
dos adefesios dela sección. Se van juntas a comer y leen
libros sobre el desarrollo del lenguaje en el niño, todo ese tipo
de cosas.
Enseguida empezaron a comentar las novedades del día, que
una chica de la sección había llegado al trabajo con una
minifalda terriblemente mini, a ras de culo.
¿ Y que opinaban ellas ? Les parecía muy bien. Sus siluetas
se destacaban como sombras chinescas, extrañamente
agradadas,en la pared que había encima de mí. Me parecía
que sus voces venían de muy arriba, un poco como el Espíritu
Santo. Pero es que yo no me encontraba nada bien, esta
claro.
Siguieron ensartando tópicos durante quince minutos. Que
tenia derecho a vestirse como quisiera, y que eso no tenia
nada que ver con querer seducir a los tíos, y que era solo para
sentirse bien consigo misma, para gustarse, etc.Los últimos

4

residuos, lamentables, de la caída del feminismo. En un
momento dado llegue a pronunciar estas palabras en voz alta.
“Los últimos residuos, lamentables, de la caída del
feminismo”. Pero no me oyeron.
Yo también me había fijado en esa chica. Era difícil, no verla.
Hasta el jefe de sección tenía una erección.
Me dormí antes de que acabara la discusión, pero tuve un
sueño penoso.Los dos cocos se habían cogido del brazo en
el pasillo que cruza la sección, y levantaban la pierna en alto
cantando a grito pelado:
¡Si me paseo con el culo en pompa
No es para seducirlos!
¡Si enseño las piernas peludas
es para darme ese gusto !
La chica de la minifalda estaba en el vano de una
puerta, pera esta vez llevaba un largo vestido negro,
misterioso y sobrio. Tenía posado en el hombro unloro
gigantesco, que representaba al jefe de sección. De vez en
cuando le acariciaba las plumas del vientre, con mano
negligente pero experta.
Al despertar, me di cuenta de que había vomitado en
la moqueta. La reunión tocaba a su fin. Disimule los vómitos
bajo un montón de cojines y me levante para intentar volver a
casa. Entonces me di cuenta de que había perdido las llaves
del coche.

5

2RODEADO DE MARCELS

Al día siguiente era domingo. Volví al barrio pero no
encontré el coche. De hecho, ya no me acordaba de donde lo
había aparcado; todas las calles me parecían igual de
posibles. La calle Marcel-Sembat, Marcel-Dassault…, mucho
Marcel. Inmuebles rectangulares donde vivía gente. Violenta
impresión de reconocimiento. Pero ¿donde estaba mi coche?
Deambulando entre tanto Marcel, meinvadió
progresivamente cierto hastío con relación a los coches y a
las cosas de este mundo. Desde que lo compre, el Peugeot
104 solo me había dado quebraderos de cabeza:
reparaciones múltiples y poco comprensibles, choques
leves…, claro que los otros conductores fingen estar
relajados, sacan el formulario con amabilidad, dicen: “OK, de
acuerdo”; pero en el fondo se lanzan miradas de odio; es muy...
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