27 De Febrero De 1989
Se cumplen coincidencialmente hoy sábado, día habitual de la publicación de esta columna, diez años del fatídico 27 de febrero de 1989. Tiempo suficiente como para que unainvestigación o estudio serio realizado con tal objeto arrojara conclusiones veraces acerca de la causa y naturaleza del mismo. Tarea lamentablemente nunca intentada ni por el Gobierno ni por los partidosni por institución privada alguna. Con el inconveniente de que acaso a estas alturas sea demasiado tarde para hacerlo con la certitud debida. ¿Consecuencia? Pues que cada quien se sintiera dueño de laverdad y libre de interpretar el fenómeno a su manera, con el riesgo obvio de que los más audaces o arbitrarios lograran imponer un estereotipo favorable a inconfesables fines. Justamente lo que dehecho se dio cuando los alegres opinadores, unos movidos por perverso interés político y otros a fuer de ingenuos o simplistas, comenzaron, apenas sofocados los saqueos que conmovieron a la ciudadcapital aquel aciago día, a esgrimir la tesis propagada hasta lo infinito de una supuesta explosión social o insurrección popular contra el estatus o clima de malestar existente.
Pero, ¿qué ocurriórealmente ese 27-F, glorificado en forma tan irresponsable por algunos de los alegres opinadores a que he aludido? No seré yo quien pretenda dogmatizar con una interpretación o diagnóstico inapelable alrespecto. Pero de plano rechazo, por peregrina, la idea de que aquello fue una suerte de gesta liberacionista del pueblo contra sus opresores o explotadores. Quienes fuimos testigos de dichos sucesosy no hemos perdido la memoria sabemos que todo se inició en la vecina población de Guarenas por el disgusto causado por un ínfimo incremento del precio de la gasolina cuestión de céntimos apenas cuyaincidencia en el precio del pasaje de los usuarios del transporte colectivo se temió razonablemente. Circunstancia que supieron aprovechar los resentidos y bochincheros, que nunca faltan, para...
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