Abogado

La sacra discriminación
En el Ecuador ha existido un avance absoluto en el campo de los derechos a favor de la “tolerancia social” planteada por la sociología post-modernista, cristalizado en el art. 11 numeral 2 de la Constitución de Montecristi, e incorporada el 9 de febrero de 2009 en el Código Penal ecuatoriano donde distintos artículos engloban la tipificación y sanción de los “delitos ocrímenes de odio”, que no son otra cosa que los delitos agravados por discriminación a terceros por su raza, grupo étnico, religión, lugar de origen, nacionalidad, orientación sexual, sexo o afiliación política, etcétera.
Así pues, cerrando el pequeño preámbulo sobre los delitos de odio y su aplicación en la sociedad ecuatoriana, les confieso que escribo este artículo basándome en las opinionesvertidas por el Arzobispo de Guayaquil; Mons. Antonio Arregui y el Sacerdote Paulino Toral, en distintas ocasiones y desde distintos lugares, sobre la unión de bienes aceptada y regulada por el Estado entre homosexuales, hasta la aparición –innegable- de familias homoparentales en la sociedad. A pesar de que estoy plenamente convencido que la falta de cristianismo caritativo se ve perfeccionada encada una de las palabras emitidas por estos dos personajes respecto al tema, no entraré al debate religioso/moral, más allá de que creo poder defender mis argumentos incluso en ése ámbito.
No es secreto para nadie que la Arquidiócesis de Guayaquil y la Conferencia Episcopal Ecuatoriana actuaron como entes activos de la campaña por el “No” en el referéndum que aprobaría o desaprobaría la CartaMagna redactada en el 2008, exponiendo sus teorías desde el púlpito, llamando a los feligreses a votar en contra de una Constitución que ellos calificaron de “abortista” y que “daba paso a la legalización de matrimonios homosexuales”. Ninguno de los dos argumentos fue cierto.
La Iglesia considera a las “preferencias sexuales” como un acto “anti natura”, ya que la sola idea de tener una o variasopciones sexuales es en definitiva un insulto a lo que ellos consideran y defienden como ley natural, segregando por completo a las personas que no se identifican como heterosexuales (GLBTs: Gays, lesbianas, bisexuales y personas transgénero), así pues Antonio Arregui expresa en su carta abierta a la comunidad católica: “La moral cristiana considera la práctica homosexual como un grave desordenmoral…”
El diccionario de la RAE define a la moral de la siguiente manera: “Perteneciente o relativo a las acciones o caracteres de las personas, desde el punto de vista de la bondad o malicia.” Pregunto entonces, ¿por qué considerar un GRAVE DESORDEN MORAL la preferencia sexual -que es irrestrictamente personalísima y privada- de un ciudadano que no se considere heterosexual? ¿Es que acaso sonestos ciudadanos “malos”? Como heterosexual y cristiano católico no los considero ni malos ni buenos, sencillamente tienen preferencias sexuales distintas de las que yo tengo, y no por ello tengo que entrar en un juicio de valores con algo que únicamente le compete al individuo en cuestión.
Por otro lado, el Pbro. Alfonso Avilés en una carta dirigida a los medios fue mucho más allá, diciendo que lateoría de género (aceptación de distintas orientaciones sexuales) era “la corrupción de las mentes, sobre todo de las nuevas generaciones (…) Y todo ello bajo la ‘justificación’ de la ‘no discriminación’ y del ‘respeto a las minorías”. 
La poca tolerancia hacia los homosexuales está tomando matices que realmente dividen a la sociedad, a tal punto que por este artículo seguramente seré consideradouno de aquellos “corruptores de mentes jóvenes” por sencillamente defender derechos de terceros que son completamente justos, como los efectos patrimoniales en uniones de hecho gay, que hoy por hoy sí existen en el Ecuador.
El expositor más reaccionario de la Iglesia en la actualidad es el Sacerdote Paulino Toral, quien en una carta abierta tacha de ignorante y corrupto a un editorialista de...