Adolescencia y alcoholismo


¿EL SUPERYÓ DE LOS ADOLESCENTES SE DILUYE EN ALCOHOL?
Héctor López


La sentencia de Otto Fenichel: el superyó sólo es diluible en alcohol, aunque discutible, nos orienta al verdadero problema del alcoholismo: la prevalencia del superyó.
Pero antes, Freud había establecido una curiosa relación entre la intoxicación alcohólica y la degradación de la vida erótica, diciendo que lasatisfacción sexual no por ser libremente permitida, puede gozarse sin restricciones como sucede en la vida animal. Para que exista el deseo y no la angustia, es necesario el velo, la demora, el pudor, el erotismo. En consonancia con Freud, dice Kierkegaard que el correlato de la libertad no es la posibilidad sino la angustia.
Hoy ya no necesitamos como Freud remontarnos a tiempos remotos para encontrar“excesos”; nuestro estado cultural actual ha abierto las compuertas al “derecho” a una sexualidad “natural” (¡vaya contradicción!) y más allá, a un sexo público subido a la Web.
¿Y cuál es el tema, el problema, la obsesión de la adolescencia de hoy y de siempre, sino el ejercicio de la sexualidad? Quizá la diferencia sea que hoy ese “derecho”, —que no es tanto reclamado como exigido, casi impuesto—,afecta en mayor medida a los jóvenes a edades cada vez más tempranas. Al mismo tiempo, “las nuevas sexualidades” proponen modalidades exóticas “listas para gozar”, ¿por qué no?
¿Cómo responde ese vulnerable sujeto, casi niño todavía, con sus “títulos” aún sin extraer de su bolsillo, ante semejante empuje a la libertad sexual, a un sexo deportivo sin culpa y casi sin deseo? Respuesta: seemborracha para diluirse como sujeto, o para enfrentar el encuentro “como siendo otro”.1

II. ¿De qué tipo de alcoholismo hablamos cuando se trata del adolescente? No del alcoholismo rígido y paranoide del celotípico, tampoco de aquél, solitario y melancólico que se consagra a esa forma de “suicidio no violento” del que nos habla Lacan en “La Familia”. Si hay suicidio en los adolescentesalcoholizados, no es por cierto no violento.
Ya estamos acostumbrados a las noticias de la madrugada del domingo sobre grupos de eufóricos (o embotados) adolescentes que se estrellan y mueren a 200 Km. por hora.
La intoxicación alcohólica adolescente es una experiencia grupal, festiva, desmesurada pero episódica. Es el alcoholismo de las “previas” de los sábados, la intoxicación del “todo está bien”.Pero estas conductas contrafóbicas no son una vía preparatoria de acceso al objeto sexual; son el “como si” del deseo, la representación tragicómica de un encuentro donde la propia insuficiencia malogra todo final feliz.2 En la intoxicación alcohólica nos dice Freud en “Duelo y Melancolía”, el sujeto se ahorra los gastos de energía que implica la represión, y agrega que es un “falso enlace” pensarque lo que busca es el placer de estar alegre.
Lo que euforiza realmente es haber logrado desentenderse del objeto sexual angustiante, haberle quitado valor, haberlo despreciado como objeto de satisfacción. En este punto el alcohol, como complaciente partenaire, sustituye al objeto sexual.
Lo que queda diluido en alcohol entonces es la voz imperativa del superyó contemporáneo que ordena gozar sinlímites aún sin que se encuentren trazadas las vías del deseo. El superyó exige el goce por el goce mismo, sin encuentro, sin placer, y el sujeto adolescente no atina a otra salida que la intoxicación alcohólica en la que ahoga las angustias que produce esa “libertad sexual” difícil de soportar.

Por eso los chicos y las chicas disfrutan del alcohol en grupos homosexuales, “haciendo tiempo”para el encuentro nocturno y festivo… donde todo se reducirá finalmente a experiencias compulsivas autoeróticas, fóbicas, contrafóbicas o histéricas, donde el alcohol, que termina obnubilando, no ha logrado diluir el obstáculo al encuentro sexual, sino que a lo sumo acallar esa voz imperativa que ordena: debes gozar, ahórrate esos gastos de represión. Lacan se anticipó a las exigencias...