Afterlife

 Bill Thomas, un exitoso escritor se encuentra a si mismo confundido y un tanto desorientado, mientras despierta de lo que para el parece como un extraño sueño. Cuando logras despabilarse lo suficiente como para darse cuenta de lo que sucede a su alrededor, una especie de temor justamente fundado se apodera de él, a pesar de ser un temor ligero, no puede negar que es algo inquietante, ya quese encuentra a sí mismo en una habitación de dimensiones escasas. Para un ojo cauteloso y calculador como el de él, la habitación le pareció de no más de veinticinco metros cuadrados –o lo que es que cada pared tenga una medida de cinco metros, tú has la cuenta.

Frente a él se encuentra una especie de escritorio, el cual debido a su estructura de metal daba un sentimiento de frialdad.Sobre el escritorio, pudo observar unos archivos, tres pilas de aproximadamente cincuenta centímetros de alto colocadas perfectamente una al lado de la otra en una esquina de la mesa.

Sobre la esquina a su derecha, se percató que había una lámina de identificación. En esta él pudo leer que decía Jonathan Harris – Gerente. El ver la lámina sobre el escritorio le causo una curiosidad muygrande, ya que al despertar de la nada en una habitación como en la que se encuentra sentado en estos momentos generalmente lo primero que se puede cruzar por tu mente es secuestro, pero este pensamiento se fue desvaneciendo de su mente poco a poco, siendo reemplazado por una curiosidad latente.

Después de unos minutos, fue capaz de despabilarse totalmente, y se dispuso a estudiar su situación.En la pared frente a él, vio una puerta, estilo simplista, minimalista, sin ningún detalle en absoluto; a excepción de la perilla. Una puerta blanca, del mismo blanco hueso como las paredes que lo acogen. Mientras de despose a retirar sus sentaderas de la silla en donde se encuentra, con la intención de dirigirse hacia la puerta frente a él, casi como por instinto, de la misma manera en que todoslo hemos hecho más de alguna vez, Bill volteo su cabeza para observar lo que estaba detrás de él. Una sorpresa un tanto perturbadora, pero más que todo curiosa. Lo que él vio a su espalda fue una pared –no me digas Sherlock- pero lo que distinguía esta pared de las demás en la habitación es que esta estaba completamente decorada de fotografías, pero, ¿fotografías de quién? Debes estartepreguntando, oh si, son fotografías de él. Fotografía tras fotografía desfila sobre la pared, cubriéndola en su totalidad, a excepción de la puerta, la cual mostraba un letrero a la altura de sus ojos en la cual se leía Cerrado, y debajo de este una hoja de papel con unas cuantas palabras escritas a mano de manera no muy pulcra, ¿Quieres volver a jugar?

Las fotografías en la pared mostraban eventotras evento de su vida, le pareció a él, que se veía de la misma manera en que los caricaturistas ordenan la historia para un capitulo en particular –no te sientas muy mal si no entendiste la comparación, yo tampoco la entendí muy bien. Lo encontró inquietante pero al mismo fascinante. Ya que pudo observar ciertas imágenes de momentos de su vida en los que él estaba seguro que no había cerca cámaraalguna. Es como si mi vida fuera parte de un enorme guion o alguna especie de show de televisión pensó Bill mientras se acercaba más y más a la pared decorada, observando las imágenes tan cerca que casi colocaba su nariz contra la pared. Por momentos la nostalgia se apodero de él, mientras sus ojos danzaban de imagen en imagen. Recordando desde su infancia, de la cual no quiso ver mucho quedigamos porque hay que ser honestos, nadie ha tenido una infancia perfecta, pero la de nuestro amigo Bill oh si, estaba muy pero muy lejos de ser considerada por lo menos, aceptable, por lo que rápidamente paso a los de su adolescencia, lo que el juzga como el periodo más feliz de su vida. ¡Oh sí! Esos maravillosos tiempos en los campamentos, las salidas al cine, las locuras con los amigos, partidos,...