Al final de la tarde

AL FINAL DE LA TARDE
La penumbra del atardecer se extiende silenciosa sobre las montañas, cubriéndolas de sombra y siluetas; los arreboles se aglutinan alrededor pocos rayos de sol que se filtran en el horizonte y al vaivén del viento presagian el desenlace de aquella historia.
Alirio José permanece inmutable, tendido sobre su ruana, en la cima del barranco a la vera del camino que conduce delcaserío al pueblo, avistando la curva del camino por donde espera que aparezca aquel hombre que engendra todas las desgracias acaecidas a su familia. Sus manos no tiemblan, sabe que tiene que cumplir la sagrada misión para la que el destino lo ha elegido; su corazón palpita expedito y su respiración se entrecorta por la ansiedad. Había llegado la hora de redimir aquel ultraje y liberar el alma desu hermana de aquella pena, impuesta por poderes tenebrosos que le atormentaban en padecimientos indignos.
Berenice sabía que aquella tarde sería definitiva para su vida. Sentada en la mecedora y con la mirada fija en el vacío, resistía escondiendo su cabeza entre las manos, la sacudía en un vaivén sonso y rítmico para impulsar la mecedora; esperaba la detonación que le diría que todo habíaterminado. Desde aquel momento su vida volvería a ser la misma; no tendría más dolores ni padecimientos, no más curaciones ni sanaciones, ni baños con hierbas a media noche, ni rezos mágicos en idioma indio. El poder del maligno saldría para siempre de su vida.
Miraba fijamente los chamizos del naranjo que se secaba misteriosamente, desde que don Álvaro trataba de curarla. Revivía la escena delúltimo día de navidad en que vio por primera vez a aquel demonio recién llegado al pueblo. Bajo el naranjo permanecía su sombra, con la guitarra en el hombro, un sombrero blanco que le cubría la frente, sentado en cuclillas sobre el pie izquierdo, atisbándola con sus ojos azul celeste en una mirada tan dulce y coqueta, que se le sembró en el alma y desde entonces nutrió su corazón de sueños ypesadillas. No se hablaron, pero el mensaje llegó preciso y generó el amor; no hacían falta palabras, todo estaba dicho, sus corazones solamente podían ser uno; estaba sometida por aquellos ojos. Nadie entendía esa obsesión, pero a ella no le había preocupado, hasta que supo lo que acaecía; el demonio se le metió por los ojos al cruzarse las miradas y Don Álvaro se lo explicó anoche; por eso seenamoró perdidamente y no pudo resistirse;
“ Aquella mirada estaba llena de poder ”, dijo el nuevo curandero;
“ Ese hombre endemoniado tiene mal de ojo e invoca un espíritu muy poderoso que le ayuda en sus fechorías, anda buscando mujeres vírgenes y hermosas para prendarlas y en la noche atormentarlas con su lascivia; es un duende de los sueños, y un poder como el mío no puede oponérsele, tendráque ser la familia unida la que decida y haga lo que se debe hacer ”.
Ahora si entendía porqué se fascinaba en la idea de verlo todas las tardes en el camino, cuando regresaba al pueblo después de la labranza en un sembrado de caña vecino a la finca, tocando la guitarra y cantando temas de amor. Retener su imagen cerrando los ojos, llenaba su pensamiento de ilusiones y fantasía. Ella sabía queél también esperaba verla, por eso se acicalaba el cabello y se adornaba con una margarita en la sien; se miraban con timidez, entre atisbo y ojeada dejaban escapar una sonrisa que colmaba de dicha el momento. Los domingos cuando salía al pueblo, después de misa recorría las calles hasta encontrarlo libando cerveza y sonando su guitarra; se sentaba a mirarlo y se extasiaba escuchándolo cantar lasmelodías que componía para su amor de ensueño; aquella voz se hacía miel en sus oídos al saber que cantaba para ella. Llevándose las canciones en el alma volvía al campo, llena de dicha y nutrida de ilusión. Nunca lo llegó a ver ebrio, ni tampoco supo de otra mujer a quien él le cantara, siempre se sintió correspondida; aunque nunca se dirigieron la palabra, ella sabía que sus almas estaban...