ANTE LA URGENCIA DE UN NUEVO HUMANISMO

ANTE LA URGENCIA DE UN NUEVO HUMANISMO

Contemplando la realidad que configura este inicio de siglo XXI, a nadie puede sorprender la afirmación de que vivimos una crisis tan global que la podríamos definir como crisis planetaria; coincidiendo, por una parte, con la resistencia a la occidentalización de sociedades emergentes y, por otra, con la pérdida de aquella esperanza que, desde añosatrás, se había depositado sobre el progreso. Un progreso que a partir de las últimas décadas del siglo XX se convertía en el mito de Occidente, invadiendo, a su vez, gran parte del planeta. Pero, si comparamos el período de exaltación que vivió Europa en las últimas décadas del siglo pasado con otras etapas de nuestra historia humana, tendremos que admitir, primeramente, que aunque todo ello quedóreducido a un tiempo relativamente breve, fue el momento propicio para el surgimiento de la globalización, la cual aparecía con sus luces y sombras. Su aspecto positivo es que originó a nivel planetario unas zonas de prosperidad según el modelo occidental y determinó la formación de unas clases medias comparables con las adquisiciones de las clases medias occidentales. Pero, la mundializacióntambién ha aportado en el seno de las nuevas clases medias de los países emergentes la intoxicación del consumismo. Es evidente que sin una mayor facilidad de comunicación, hecha realidad gracias a las nuevas tecnologías, no se hubiera producido, por lo menos con la rapidez en la que se dio, este movimiento tan global y globalizante entre sociedades que, hasta hacía relativamente poco tiempo, seignoraban.
No obstante, la globalización, como estadio de la mundialización, una vez entrada en decadencia, hecho que se explica por una multicausalidad, no sólo dio origen a una crisis planetaria, sino que provocó que ésta tuviera múltiples rostros.
Así pues, hoy se puede hablar de una crisis económica a nivel mundial, la cual empezó a mostrar su cara a partir de los primeros años del siglo XXI.Esta crisis económica no podría ser debidamente comprendida si se la separara de la ecológica, la cual, además de la económica, provoca otras crisis de tipo social y político.
Por otra parte, las sociedades tradicionales tienden a desintegrarse; de tal modo que la civilización occidental que produce la crisis de la globalización, está ella misma en crisis. ¡Qué duda cabe que el neoindividualismoha tenido un papel notable en el cambio social unido al hedonismo y al materialismo! Aquí, la consecuencia objetiva consiste en la falta de modelos morales universales, mientras que la actitud negativa es el desconcierto y pasividad, así como la generalización del mismo hedonismo, el cual aparece con suficiente capacidad para destruir la antigua solidaridad y agravar la desigualdad.
Junto conéstos ya citados, igualmente se puede hablar de otros rostros de la misma crisis como el demográfico, el urbano, el rural, el político e incluso el religioso, por lo menos aquí en Occidente.
Así pues, la globalización, la occidentalización y el desarrollo alimentan la misma dinámica que produce una pluralidad de crisis interdependientes, las cuales permiten decir a Edgar Morin que “la gigantescacrisis planetaria es la crisis de la humanidad que no logra acceder a la humanidad”.
Por otra parte, el papa Francisco en su exhortación “El gozo del Evangelio”, hablando de los desafíos del mundo actual, señala también toda una serie de causas, que a su vez ya son consecuencias, de la crisis que vivimos; crisis que ya está creando, cada vez con mayor fuerza, una economía de exclusión; una economíaque resulta letal para las capas más vulnerables de nuestra sociedad actual. Pero, no sólo eso, quizá lo peor de estas situaciones, sigue afirmando el papa, esté en el hecho de que muchos nos volvemos insensibles ante el clamor del hermano. Son muchos los que hoy en nuestras sociedades, siguen desoyendo el grito angustiado, que con voz potente baja del cielo interpelando las conciencias y...