Ascender Con Cristo Nuestra Carne

Ascender con Cristo nuestra carne (Tomas Bradley)

Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas… Se fue elevando a la vista de ellos, hasta que una nube lo ocultó a sus ojos. Mientras miraban fijamente al cielo, viéndolo alejarse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: "Galileos, ¿qué hacen allíparados, mirando al cielo? … Le pido que les ilumine sus corazones para que puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados…

Asención: Jesús parte a la infinitud de Dios. La 2da persona de la Santísima Trinidad vuelve a casa. Dios hombre (él es Dios, el es hombre, el va hacia Dios y van con la humanidad asumida, hecha propia), Dios… hombre se reencuentran definitivamente en Cristomanifestado a los hombres y rescatado por Dios. Jesús asciende, con su cuerpo, con su carne al cielo. ¡Tanto vale para Dios lo que somos que nos ha querido tener en sí mismo con él! ¡Él lo anuncia e invita a contagiarlo!

¿Qué hacen allí parados, mirando el cielo? Les pregunta el ángel a los discípulos que miran absortos al Señor que se les escabulle entre dudas, entre nubes. Vayan, bauticen, sumerjanen este amor inaudito a sus hermanos, los hombres. Anuncien: ¡en lo más humano está lo divino! Dios nos quiere y es uno nuestro. Es hermano, es amigo, es cercano, es de nuestra carne.

¿Cómo puede decirse eso? ¿No es una falta de respeto a Dios? ¿El hombre no tiene que negar su humanidad para ser más angelical, más divino?

Este ha sido uno de los grandes dramas de la espiritualidad y la moralque sale de ella, de todos los siglos de la vida de la Iglesia. Ha sido caldo de extremismos: algunos rechazando la humanidad, otros la divinidad. Hasta los han opuesto. Si hay espiritualidad tiene que negarse lo humano, si hay humanidad no puede haber injerencia de la divinidad.

En Cristo Dios unió, amigó, acercó. Si hay verdadera unión con Dios hay crecimiento de lo humano como tal. Pero eldemonio sigue tentándonos con espiritualismos que niegan lo humano, o con humanidades que se oponen a lo que Cristo nos trasmitió: su divina humanidad. No es fácil la integración. En Cristo no se puede dividir lo humano y lo divino, pero al mismo tiempo, no se confunden. Cada realidad de ser es lo que es. Y nosotros al ser invitados a sumergirnos en él, somos desafiados a integrar la tensión hacialo divino, desde y en, lo más humano que somos. El gran imitador, deformador de sí mismo, seguirá intentando que deformemos los que somos. Que deformemos la relación entre nosotros mismos, con los demás y con Dios.

Veámoslo en una realidad tan nuestra y tan en crisis hoy día: sexo, mejor dicho nuestro ser sexuado. Hemos pasado de tiempos maniqueos, donde lo humano era opuesto a lo divino, y porlo tanto, todo lo que expresara candentemente esa humanidad era rechazada. El sexo es malo, parecía que se nos enseñaba. Vieja idea platónica que quedó como prisma de comprensión de la fe y de la misma humanidad.

El hombre es un ser sexuado. Es varón, es mujer. Y esto no es un tema sólo, ni primariamente, genital. Cuando hablamos de heterosexualidad o de homosexualidad, solemos quedar atados ala relación genital entre los sexos. La realidad humana es mucho más que eso. Un niño, una niña se relaciona desde su ser desde que es concebido. O mejor dicho, en el proceso de su crecimiento irá desarrollando aquello que es, para que pueda ser fecundo y pueda regalar aquello que recibió gratuitamente: la vida. Que no es sólo engendrar, sino nacer, crecer, madurar, envejecer, compartir vida,vivir como ser humano, ser fraterno, gozar de la filiación, de maternidad, de la paternidad, en definitiva ser en el amor.

Desde nuestra fe en Jesús afirmamos que su divinidad se da en nuestra realidad sexuada. La relación genital de dos personas que se aman es ámbito de experiencia de lo divino, porque estira el alma en el cuerpo hacia el otro, abriendo mi ser hacia el suyo y hacia la vida....