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Varias historias circulan en torno a los subterráneos de la ciudad de Buenos Aires, que tienen como escenario principal las estaciones de la línea A, la primera de la red inaugurada en 1913, queactualmente une Plaza de Mayo con Primera Junta. 
Una de ellas cuenta que un antiguo operario de la estación Sáenz Peña concurrió a los sanitarios en horas de servicio y encontró en ellos a un hombredegollado sobre un charco de sangre. De inmediato el atribulado empleado dio el alerta al personal de seguridad de la estación, y era mi turno de trabajo, ya que me había quedado horas extras. Con miscompañeros de turno acudimos rápidamente al lugar del hecho. El lugar estaba en perfecto estado, sin rastros de nadie, solo de nuestro compañero. Decidimos recorrer el lugar en busca de la persona quedescribía nuestro compañero, pero no encontramos nada. Luego decidimos ir a revisar las cámaras de seguridad del subte, pero estaba muy oscuro para identificar si había una persona. 
Al día siguiente,volvió a ocurrir lo mismo, aunque el protagonista fue esta vez otro empleado.
Con los compañeros de trabajo decidimos ir entre todos a investigar juntos, comparando la hora de la aparición de estehombre en el subte, pero no pudimos encontrar ni al hombre degollado ni rastros de sangre.
Luego de un mes de trabajo, un guardia de seguridad del subte logro verlo en el piso del subte junto a lapuerta del sanitario, en el piso degollado arriba de un charco de sangre y al lado hacia un cuchillo. Según el guardia lo había visto al hombre degollarse el mismo por que habría sufrido una desilusión.Mediante lo hechos ocurridos pudimos comprobar que el supuesto degollado hacia su aparición los martes y miércoles de la primera semana de cada mes. Decidimos concurrir al mes siguiente con elguardia que lo había visto a la misma hora de su aparición y el primer martes.
Estaba muy oscuro, había unas fallas con las luces del tren y había poca visibilidad, solo se podía ver con nuestras...