atrevete a leer

Cuando platico con amigos y conocidos apasionados por las letras, e inclusos lectores intermitentes, sobre la literatura mexicana del siglo XIX, es muy común que diga “ay, qué flojera, todo lo quese escribió en esa época es bien aburrido”. Nada más lejano a la verdad; y para muestra un botón. Durante el porfiriato podemos señalar a varios autores que tomaron la realidad del país y la plasmaroncon una gran picardía y mucho sentido del humor. José Tomás de Cuéllar (1830 – 1894) es el ejemplo claro de esto, basta con leer sus novelas costumbristas como: Baile y cochino, Ensalada de pollos,Historia de Chucho el ninfo, etcétera.
Una ocasión, en mi cada vez más lejana juventud, escuché un comentario lleno de sabiduría: “Si quieres entender el presente de nuestro país, voltea al pasado”.Muchas de las cosas que suceden en México, tanto buenas como malas, se explican en gran medida por costumbres que vienen acarreadas desde siglos atrás. Si leemos Baile y cochino de Tomás de Cuéllar nosrefleja una sociedad mexicana con patrones de conducta que rayan en lo hilarante, tal como lo es ahora.
Un coronel que acaba de hacer un “gran negocio”, decide celebrar el santo de su querida hija,pero no de una forma humilde y sencilla, sino de manera ostentosa para que todos sepan que ella en la más querida de la casa, por lo que es necesario organizar un gran baile con muchísimos invitados,conocidos o no. Obviamente para que esto se realice es necesario “tirar la casa por el balcón” para que este evento sea digno de una familia de alcurnia. Tal como sucede en la actualidad con lasfiestas de quince años de las jovencitas.
Dicho y hecho, el baile se realizó con todas la peripecias propias de las organización. Pero eso no fue el problema, sino que al festejo llegó tanta gente, inclusosin ser invitada (tal como dice la canción “Los gorrones” de Chava Flores), que la fiesta se salió de control y todo terminó en un desastre. Los rijosos terminaron en la cárcel, la casa destruida y...