Azul, Rubén Darío

La soledad del poeta-artista, la figura de Orfeo La música sirve a Darío como transporte hacia lugares remotos y épocas lejanas, rechazando la realidad cotidiana que poco gusta a los modernistas. El día a día los aborrece, es una realidad gris y adormecida, sin ánimo. Los modernistas tendrán la tarea de hacerla más vistosa, más olorosa, más gustosa, más tangible, más audible para ser sentida conmayor profundidad. Es necesario, pues, realzar al máximo el poder de las cualidades sensitivas de todo aquello sobre lo que se puede cantar, esto es, cantar lo sublime. Muchas de estas ideas fueron concebidas ya, tiempo atrás, por los románticos, y entre ellos es Bécquer el que dará muestra de ello en la “Introducción sinfónica” de Rimas y leyendas. En este contexto, para escribir Azul…, el jovennicaragüense se sirve de los cantos para elevar el alma del poeta, para hacerlo único y distinto del resto de los mortales. El poeta es extremadamente sensible, es más, es incluso capaz de recibir la melodía suprema, el ritmo universal de la Naturaleza que está en todas las cosas: en el canto de los pájaros, en el rocío que cae de una hoja, en el susurro mismo del aire al pasar por encima de lascabezas. El artista lo reconoce y tiene necesidad de intentar transcribirlo en sus obras mediante la belleza de lo puramente estético, aunque sabe que esta manera humana de reproducción mimética solo sea la punta del gran iceberg que querría mostrar. “El sátiro sordo” es el segundo de los cuentos del libro y está subtitulado como “cuento griego” por el propio autor, pues es pura mitología. El temadel cuento es el rechazo de la sociedad y búsqueda de la soledad: Orfeo es quien huye de la civilización porque se siente angustiado, y va a parar a la selva del rey sátiro, que había sido castigado con la sordera por el dios Apolo tras haberlo espiado cuando este tocaba su lira. Llega Orfeo a la selva del sátiro y toca su lira de tal manera que hasta Venus se pregunta si es Apolo quiéninterpreta. La melodía conmueve, ciertamente, a todos aquellos que la escuchan:
“Y desde el principio del cántico brilló la luz con más fulgores. Los enormes troncos se conmovieron, y hubo rosas que se deshojaron y lirios que se inclinaron lánguidamente como en un dulce desmayo. Porque Orfeo hacía gemir a los leones y llorar a los guijarros con la música de su lira rítmica. […] No había más eco que la vozde Orfeo. Naturaleza sentía el himno.” (Darío: 1998, 165)1
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Citaré siempre por RUBÉN DARÍO, Azul…/Cantos de vida y esperanza, ed. Cátedra, Madrid, 1998.

El músico piensa que así ha conseguido la hospitalidad del rey en aquel bello lugar, pero no es así, pues él, siendo sordo, no ha podido escuchar su interpretación y al pedir la sentencia de sus dos consejeros, tampoco ha logrado escucharel de su amiga la alondra y solo ha interpretado un gesto equívoco del asno. El poeta doblemente rechazado se aleja del lugar y no le queda más que viajar a los infiernos, en busca de Eurídice. A lo largo del libro hay otras referencias a la armonía de la música, como en “El velo de la reina Mab”:
“La luz vibrante es himno, y la melodía de la selva halla un eco en mi corazón. Desde el ruido dela tempestad hasta el canto del pájaro, todo se confunde y enlaza en la infinita cadencia.” (Darío: 1998, 183)

La creación melódica es un obsequio dado por los dioses a los humanos. Eros, vita, lumen o la búsqueda de la belleza inmanente, la celebración dionisíaca de la vida se muestra con claridad en estos cuentos. En “La canción del oro”, el autor dice también a propósito del ritmo universalde la naturaleza: “ramas que se balanceaban acompasada y blandamente como bajo la ley de un ritmo” (Darío: 1998, 185) y en “El rubí”, el ágata cae” con una dulzura musical, a gotas armónicas, como las de una flauta metálica soplada muy lentamente” (p. 193). Berta, la protagonista adolescente de “El palacio del sol”, también es capaz de oír “músicas embriagantes” (p. 202). Ricardo, de “Álbum...