Barroco
Entre Góngora y Quevedo, cuando todos creían ya extinto el barroco y ningún virreinato conocía el azote de la rebeldía femenina, surge una poeta, el ave fénix,quien no solamente tildó de necios a los hombres sino le dijo al mundo que estaba mal: juzgó duramente a la religión y a sus dirigentes, habló de política, de filosofía a la altura de losgrandes académicos en una época en la que la mujer no tenía palabra ni eco ni nada.
Admirada pero temida, Sor Juana dedicó su vida a hacer justicia mediante las letras, a soñar, atransgredir leyes irrisorias aunque le fuera la vida en ello. Jamás podría desprecias sus redondillas, su primero sueño, su mundo perseguido pero estamos frente a un personaje que no se agota en suobra, así como no se agotó en la poesía ni en teatro; su legado para mí es sobre todo su intención: la irreverencia mediante el conocimiento para mandar a callar a los monopolizadores dela verdad, a los acaparadores del poder jamás otorgado.
Bajo la influencia de tantas lecturas llegó a ser y no en vano aclamada por las antítesis, las metáforas de sus sonetos ante todoclaros y directos, cuestiones que el barroco ignoraba por completo, por eso resulta tan interesante su evolución en Latinoamérica; además, aquí se volvió mucho más social, como casi todaslas corrientes que llegaron a estas tierras.
Las dos peores cosas de la vida de Sor Juana fueron el Arzobispo Francisco Aguiar y su muerte, yo hubiera cambiado la segunda aunque fue la detodo buen artista: una pobre soledad que termina por matarlos de hambre y tristeza pero no era digna de ella la peste ni la austeridad tan predicada por la iglesia pero jamás practicada.Como fuere, hoy quedan sus obras, su lucha incansable, casi eterna y como si fuera poco, unos cuantos ilusos que no queremos ser como ella sólo porque ya estamos bastante tarde para eso.
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