Bastian22

Como segunda acepción, leemos en la RAE que “huelga” es la «interrupción colectiva de la actividad laboral por parte de los trabajadores con el fin de reivindicar ciertas condiciones o manifestar unaprotesta». Por otro lado, en el Artículo 28.1 de nuestra Constitución se establece que «todos tienen derecho a sindicarse libremente»; de la misma manera, en el 28.2 queda estipulado «el derecho a lahuelga de los trabajadores para la defensa de sus intereses». Sin embargo, ¿a qué legitima en realidad este derecho? ¿Cuáles son los límites de aquellas “reivindicaciones” y “manifestaciones”?
Hoy,29 de septiembre de 2010, los principales sindicatos de nuestro país convocaban una huelga general con motivo del decreto del Gobierno en el que se recoge la nueva reforma laboral. Querría analizar enapenas unas líneas los límites difusos que separan el derecho a la huelga, por un lado, de las acciones que con el fin de hacerla llegar a todos los miembros de la sociedad ponen en práctica losprincipales valedores de aquélla.
En primer lugar, hablemos sobre la extraña y peculiar metamorfosis que sufre el individuo al integrarse en el seno de un movimiento de masas. El trabajador, comoportador de derechos, queda sujeto a la legislación de la misma manera que un jubilado, un niño o una persona con discapacidad física. En tanto que ciudadano, el trabajador no cuenta con ninguna prerrogativaque haga de él una “excepción” con respecto a los demás. En este sentido, el derecho a la huelga queda integrado, por el propio contenido del concepto “trabajador” y en virtud de la propiaConstitución, como una opción más para aquel que ejerce su función laboral. Ahora bien, cuando el trabajador es insertado –y hago hincapié en el tiempo verbal empleado- en un sistema de creencias que le abducecomo si, por el hecho de ser trabajador, tuviera que defender y manifestar algo sin apenas comprender eso que defiende y manifiesta, cuando se hace tal cosa -decía- la fuerza del conjunto pasa a...