bodas de sangre
“Alegría sureña”, lollaman. Alegría de la década de los 40, alegría en medio de una dictadura que aprisiona a España como un puño de acero. Un tambor que rasga la jarana con algo parecido a una marcha militar, y en el reciénestrenado silencio, una mano derecha que se alza como una lanza, acompañada de una voz que reverbera en las esquinas: “¡Arriba España! ¿Ya? ¿Has terminado? Pues vamos”, le espeta el que parece elcabecilla.
Se recomponen los ánimos de estos actores clandestinos y la misma voz proclama “Hoy, ensayo general”. Empieza así la obra dentro de otra obra, la de Bodas de Sangre de Federico GarcíaLorca.Interpretan a expensas de ser encarcelados y torturados por un gobierno dictatorial que no acepta en sus férreas creencias la farándula, a los actores y actrices y muchísimo menos, honrar la memoria deun poeta y dramaturgo que fue fusilado por ese mismo régimen. Recordemos que seguimos estando en 1941.
Y así transcurre la obra, entre dos historias totalmente diferentes, impidiendo que obvies ladificultad de interpretar con maestría no solo una, sino dos relatos que se cruzan y bailan en perfecta sincronía y que tú —espectador— vives con pasión y deleite desde tu butaca, inmerso en laoscuridad de la grada. Porque 1941. Bodas de sangre, es una obra que hubiese puesto en pie hasta al mismísimo García Lorca. -Lily Sánchez
De: Federico García Lorca
Dramaturgia y dirección: Jorge EinesActores y actrices: Jesús Noguero, Mariano Venancio, Carmen Vals, Bea Melgares,
Luis Miguel Lucas, Inma González, Daniel Méndez y Carlos Enri
Música original: Olesya Davidov
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