budismo nichiren daishonin
Una clásica comedia japonesa relata el siguiente episodio:
Había una vez un pueblo en que nadie tenía espejo. En aquellos días, los espejos tenían un valor inapreciable. Al regresar de un viaje a la capital, un hombre le trajo uno a su esposa como recuerdo.
La mujer lo aceptó y se miró en él por primera vez en su vida. Y cuando lo hizo, exclamó:
"¿Quién diablos esesta mujer? ¡¡Seguramente la conociste en la capital y la trajiste contigo!!".
Y así comenzó una pelea memorable.
Aunque es una historia ficticia, hay mucha gente que se aflige o enoja por fenómenos que no son más que el reflejo de su propia vida, de su mente y de las causas que ha creado. Estas personas, como la esposa que exclama "¿Quién es esta mujer?", no comprenden lo absurdo de suactitud.
No pueden verse como realmente son, porque ignoran que existe una filosofía capaz de obrar como un "espejo de la vida". Por ello, no pueden conducir a otros por el camino correcto, ni discernir la verdadera naturaleza de lo que ocurre en la sociedad.
Para las personas así, el veneno de su desconfianza tiñe y estropea toda posibilidad de ser feliz, pues en definitiva, como en un juego deespejos, desconfiar del otro no es más que admitir la imposibilidad de confiar en uno mismo o en la propia capacidad de cambiar el medio ambiente.
Quizás uno de los obstáculos más difíciles de superar en nuestra relación con los demás sea la desconfianza.
Todos los desencuentros y fracasos con el otro tienen su raíz en ella.
Shakyamuni decía que en e! corazón de las personas existía unaflecha invisible: el apego a la diferencia y el afán de división.
Alude a la conciencia discriminatoria, al interés irrazonable en aquello que nos diferencia. Muchas veces tendemos a culpar al otro cuando fracasamos en un diálogo, pero si lo evaluamos desde la perspectiva de esa "flecha invisible", nos encontramos con que en verdad, no pudimos sostener un diálogo genuino porque íntimamente partimosde nuestra desconfianza hacia esa persona.
Cuando chequeamos nuestro corazón y nos preguntamos sinceramente con qué actitud nos acercamos al otro, descubrimos que nuestro apego a la diferencia, a nuestro propio pensamiento prejuicioso, fue el causante de esa derrota. Sin embargo, tan "invisible" es esta flecha, que rara vez la percibimos en nosotros mismos.
Desconfiar de nuestros prejuiciosEl Budismo hace una apuesta fuerte: todas las personas poseen el estado de Budeidad. Si ya era difícil creer en la propia Budeidad, cuánto más lo es creer que todos —¡hasta "aquel"!— poseen dicho estado.
Sin embargo, si logramos dejar de lado nuestros prejuicios y nos dirigimos al buda que habita en el otro, sin falta lograremos un diálogo genuino.
La posibilidad de dialogar así es condiciónesencial, no sólo para armonizar con nuestros seres más cercanos, sino incluso para establecer la paz y el respeto universal por los derechos humanos.
¿Por qué pudo Shakyamuni acercarse a los demás con total libertad y sin temores? ¿Qué lo llevó a ser un maestro incomparable del lenguaje? Su elocuencia se debía a la expansión abarcadora de su estado iluminado, absolutamente libre de todoprejuicio, dogma o apego.
Su estado de vida tan inmenso y jubiloso le permitía convertir el afán de excluir en un corazón de generosa inclusión.
Como te veo me ves...
Las relaciones humanas funcionan como una suerte de espejo. Dice Nichiren Daishonin: "Cuando alguien se inclina ante un espejo, la imagen también le rinde reverencia".
Si cuidamos a una persona con profundo respeto, como si fuera elBuda, la naturaleza iluminada de su vida actuará también para protegernos. Por el contrario, s¡ la menospreciamos o la miramos con desdén, seremos despreciados, como si mirásemos nuestra imagen en el espejo. Esta es la simple realidad de la causa y el efecto..
La vida de Nichiren Daishonin también estuvo signada por el diálogo abierto, que expresaba su confianza en el ser humano y su apertura...
Regístrate para leer el documento completo.